Estamos en el tiempo de preservar la unidad. Será otro el momento de intentar construir un nuevo pacto". Es la máxima con la que José Luis Rodríguez Zapatero rechazó ayer la pretensión que le plantean algunos grupos de abrir a otros partidos el pacto antiterrorista suscrito en el 2000 con el PP. La razón del presidente del Gobierno convenció a todos los portavoces con la excepción de los de IU-ICV, que mantuvieron la reclamación de responder a la amenaza de la banda terrorista ETA con un nuevo acuerdo escrito que formalice la unidad de los demócratas contra el terrorismo.

El frágil apoyo que ahora le brinda el PP, solo conseguido tres años después de llegar a la presidencia y en el contexto de ruptura del alto el fuego de ETA, es un bien demasiado preciado para Zapatero como para arriesgarlo en un debate sobre la redacción de un texto que haría aflorar las diferencias. El presidente mantuvo ayer entrevistas con los portavoces de los grupos parlamentarios que le apoyaron durante su intento de conseguir el fin de la violencia mediante el diálogo con ETA (excepto Josep Antoni Duran Lleida, de CiU, y Begoña Lasagabaster, de EA, que están de viaje en Guinea).

AGRADECIMIENTOS Al término de la ronda, compareció ante los medios de comunicación para agradecer en público el "apoyo incondicional" recibido. El lunes pasado, el presidente delegó en María Teresa Fernández de la Vega las explicaciones de su reunión con el líder del PP, Mariano Rajoy, en la Moncloa. Fuentes de su entorno explicaron que ayer quiso hablar él porque quería tener un gesto de distinción con los grupos que, a diferencia del PP, estuvieron a su lado antes, durante y después de la tregua de ETA. Ayer, ante la prensa hizo referencia al encuentro con Rajoy y, tras remitirse a las palabras de la vicepresidenta, sostuvo que el encuentro fue "muy positivo" y que fue un "primer paso" para recuperar la confianza, por lo que salió "satisfecho".

En las entrevistas, celebradas en el Congreso, el jefe del Ejecutivo analizó el proceso de paz y reveló a sus interlocutores que fueron "los más descerebrados" de ETA quienes impusieron su criterio y dieron al traste con la oportunidad de alcanzar la paz. Zapatero considera que la banda terrorista vive un debate interno intenso cuya deriva es "impredecible". Sin embargo, se mostró optimista por la respuesta que es capaz de ofrecer el Estado de derecho, el aislamiento internacional de ETA y la fuerza que le da contar con el apoyo de todos los partidos políticos.

Ante la prensa, se negó a rectificar el intento de diálogo con la banda terrorista y aseguró que "ningún demócrata se ha equivocado jamás con ETA", en alusión a procesos de paz de gobiernos anteriores.

PERSEVERANCIA Respecto a la resolución del Congreso del 2005 que dio luz verde al diálogo, Zapatero no contempla derogarla como pretende el PP, pero ayer dijo que la "única resolución vigente es la de combatir a ETA con la unidad", en la que prometió "perseverar". En privado, confesó a Labordeta que ha dado "orden rotunda y expresa" de que nadie hable con la banda, algo que ya dijo haber hecho en enero tras la bomba de la T-4.

Durante su intervención en la sesión de control en el Congreso, el presidente dijo que ETA "se ha metido en un callejón sin salida", y que el Gobierno "solo puede pensar en firmeza, determinación y el peso de la ley".