Después de unas convulsas semanas en las que la derecha y sus medios afines han llegado a tildarle de cadáver político, en los que la izquierda le acusaba de haber renunciado a sus principios y los sindicatos convocaban una huelga general, José Luis Rodríguez Zapatero vuelve a sacar pecho. Y con él, su partido. El ambiente ayer en la reunión de la ejecutiva federal del PSOE era de alivio. Se acabaron la agonía y la soledad de los últimos meses. El pacto presupuestario alcanzado con el PNV y Coalición Canaria (CC) le da al Gobierno estabilidad y oxígeno para lo que resta de legislatura, y en ese clima, un optimista José Luis Rodríguez Zapatero quiso poner las cosas en su sitio ante la cúpula socialista. Primero, cortando el debate sobre su candidatura. Y segundo, diciendo a sus dirigentes que tienen que "recuperar la iniciativa" para sacar a España de la crisis y ganar las elecciones municipales y autonómicas de mayo del 2011.

Zapatero empezó por exigir a los dirigentes socialistas que dejen de hablar de si él será el candidato en las próximas generales. Y aseguró: "Yo soy el secretario general, y lo voy a seguir siendo. Soy el presidente del Gobierno, y lo voy a seguir siendo, así que el debate no está en si me presento o en quién me sucede. Para eso falta año y medio"

"SALIDAS DE TONO" Manuel Chaves también regañó a la cúpula del partido. El presidente del PSOE y vicepresidente tercero del Gobierno advirtió, según varios de los presentes en la reunión, contra las "salidas de tono". Todos los congregados entendieron que se refería a Tomás Gómez, el díscolo candidato a la Comunidad de Madrid que la semana pasada consideró "muy razonable" debatir sobre la limitación de mandatos, y, sobre todo, al presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, quien había despreciado el apoyo que Zapatero le pudiese dar en los mítines de las autonómicas, había pedido un "cambio de rumbo" ante una posible "catástrofe electoral" y pedía mandatos de 8 años.

Tras pedir a los suyos que abandonen los debates "artificiales y estériles", Zapatero dijo que había llegado el momento de "retomar la iniciativa". Es decir, de abanderar de nuevo las políticas sociales aparcadas por las iniciativas anticrisis, unas medidas que han de ser también explicadas a los ciudadanos.

Este ejercicio de pedagogía, continuó, resulta necesario para retomar el vuelo en las encuestas y vencer en los comicios del 2011. Según el jefe del Ejecutivo, los ciudadanos acabarán por entender que el Gobierno ha hecho lo que había que hacer para lograr la recuperación económica.

Y tras la reunión se fue a la Moncloa para sellar con el presidente canario, Paulino Rivero, un acuerdo por el que CC le asegura el apoyo de sus dos diputados a todas las leyes económicas del Ejecutivo a cambio de un nutrido traspaso de competencias a la autonomía. Y con la pareja de parlamentarios del partido del archipiélago, más los 169 del PSOE, más los seis del PNV, el Gobierno suma 177, número más que suficiente para pasar en el Congreso el rodillo y aprobar todas sus iniciativas anticrisis.

El pacto con los nacionalistas vascos, defendido en términos internos por Zapatero en la ejecutiva --"está en la línea del discurso de Patxi López", dijo--, puede pasar factura al PSE del lendakari, que ve cómo su principal rival político se apunta el tanto del desarrollo estatutario.