Firmeza sin estridencias. Determinación sin imposiciones. Con este talante, aferrado a sus principios pero dispuesto a escuchar a su invitado, José Luis Rodríguez Zapatero recibirá hoy en la Moncloa a Juan José Ibarretxe. El presidente del Gobierno, según fuentes oficiales, instará al lendakari a emular la vía catalana: retirar su plan soberanista --antes o después de que lo tumbe el Congreso-- y modificarlo en el Parlamento vasco para concitar el consenso del que carece.

"Con claridad y seguramente con una sonrisa, pero con la contundencia de quien tiene detrás la razón democrática". Así describió ayer el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, el modo en que Zapatero tiene previsto comunicar al lendakari su negativa a entablar negociación alguna sobre el plan Ibarretxe. Ni "de Gobierno a Gobierno", como exige el lendakari, ni tramitándolo en el Congreso, como ha sugerido el PNV.

Los colaboradores del presidente sospechan que, tal como dejó entrever el pasado lunes el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, Ibarretxe trasladará a Zapatero la disposición del nacionalismo vasco a dejarse "pelos en la gatera" en una eventual negociación parlamentaria. En otras palabras: que el PNV aceptaría rebajar sus aspiraciones y limar los aspectos más controvertidos del proyecto a cambio de propiciar su aprobación.

EMPEZAR DE NUEVO Sin embargo, el Ejecutivo socialista sostiene que esa tarea le corresponde al Parlamento vasco y no al Congreso, dada la profundidad de las modificaciones a introducir en el texto. El proceso, pues, debe empezar de nuevo.

El principal empeño del presidente, en todo caso, es demostrar al lendakari que su plan soberanista, aprobado el 30 de diciembre por la Cámara vasca con el voto de tres diputados de la ilegalizada Batasuna, no tiene ningún futuro. Le reiterará que ni el PSOE ni el PP aceptarán jamás una iniciativa que, a juicio de ambas formaciones, divide a los ciudadanos vascos, dinamita la unidad de España, fragmenta la soberanía nacional y encubre, en suma, una profunda reforma constitucional.

Aparte de confirmarle que, por este y otros motivos, el pleno del Congreso rechazará en marzo el plan Ibarretxe, Zapatero quiere ofrecer al lendakari una salida política. Porque, como el propio presidente declaró ayer a Tele 5, el Gobierno afronta el reto de neutralizar el proyecto soberanista del lendakari como "una tarea política, democrática, de convencimiento y de debate".

La propuesta de Zapatero será que, tras las elecciones vascas de la próxima primavera, el Parlamento de Vitoria rescate la abortada reforma estatutaria; que constituya una ponencia parlamentaria con el concurso del PSE y el PP; y que reformule el llamado plan Ibarretxe para adecuar su contenido a la Constitución. Es decir, que Euskadi, tal como proponen los socialistas vascos, se sume al proceso de reformas territoriales alentado por el Gobierno, pero ajustándose al modelo acuñado por el Parlamento de Cataluña, respetuoso con los procedimientos legales y orientado a forjar el máximo consenso posible.

EL REFERENDO Y LA TREGUA Aunque fuentes gubernamentales aclaran que Zapatero no pretende amilanar al lendakari mediante amenazas, admiten que le expondrá su propósito de recurrir a todos los instrumentos legales que sean precisos para impedir que Euskadi celebre un referendo ilegal sobre el plan Ibarretxe. También le advertirá de que una hipotética tregua de ETA no modificaría los postulados del Gobierno.