El espíritu olímpico impregnará hoy la presentación del primer candidato del PSOE que se postula oficialmente para luchar contra el todopoderoso Alberto Ruiz-Gallardón en pos de arrebatarle el año que viene la simbólica alcaldía de Madrid. Y no será solo porque el oponente del regidor del PP --favorito en las encuestas para revalidar su mayoría absoluta-- tenga muchos números de acabar entonando la máxima del barón de Coubertin que defiende que lo importante es participar.

Los temores en la Moncloa a que la lucha por recuperar la alcaldía de la capital, en manos de los populares desde 1991, reproduzca la crisis interna surgida en el partido ante la designación del cabeza de lista en la Comunidad de Madrid, ha obligado a José Luis Rodríguez Zapatero a avanzar la presentación de su aspirante.

COMPAÑERO DE FATIGAS Y este no es otro que Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte y compañero de fatigas --y de cuota mediática-- de Gallardón en su fallido intento de organizar los Juegos Olímpicos del 2016. Lissavetzky fue ungido por el presidente el pasado dos de agosto como compañero de tándem de la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, para intentar romper la supremacía del PP en las dos principales plazas políticas madrileñas.

Ese día pareció quedar sentenciado el futuro de Tomás Gómez, el hasta entonces único aspirante del Partido Socialista de Madrid (PSM), para enfrentarse a Esperanza Aguirre.

Pero Gómez se plantó ante el jefe y, si confirma su decisión de presentarse también como candidato, obligará a que se celebren unas primarias que amenazan con desgastar el liderazgo de un Zapatero ya debilitado por la gestión de la crisis económica. Ante esta perspectiva, el jefe del Ejecutivo ha querido evitar un segundo frente interno y, según confirmaron fuentes socialistas, se ha adelantado a la dirección del PSM para frenar la presentación de un nombre alternativo que derive en otras primarias.

El objetivo parece conseguido, ya que Zapatero dispone en esta nueva partida de varias cartas a su favor. Por un lado, el respeto con el que cuenta Lissavetzky en el PSM tras haber sido secretario general de los socialistas madrileños y consejero durante diez años del gobierno autonómico de Joaquín Leguina.

Nada que ver con el alcaldable por el que apostó el jefe del Ejecutivo en el 2007, el ahora ministro de Industria, Miguel Sebastián, sin trayectoria política en el partido cuando fue designado para el cargo.

GOMEZ PIDE MAS AUTONOMIA El díscolo Gómez anunció ayer su presencia en el acto de presentación del candidato, un gesto que, sin ser decisivo, busca tender puentes. Pese a ello, Gómez insistió en su pulso con la cúpula federal a la que le pidió la misma autonomía de la que goza el PSC. "Los socialistas madrileños no somos menos que el PSC y queremos tomar nuestras decisiones", manifestó.

Paralelamente, el único aspirante del PSM que optaba a la alcaldía de la capital, David Lucas, anunció que no se presentará. Lucas, hombre de confianza de Ferraz, mostró también su apoyo a Trinidad Jiménez.