Al final hubo acuerdo en la Moncloa, tras una reunión de hora y media. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, logró ayer que el jefe de la oposición mostrara disposición a apoyar los decretos que en los últimos días ha aprobado el Ejecutivo y que buscan revitalizar el sistema financiero y prevenir que, como ha sucedido en otros países, caigan en el colapso por contagio internacional. ¿A cambio de qué? De garantizar un escrupuloso control sobre el reparto de la nada despreciable suma de recursos públicos que se va a poner a disposición de los bancos. "Yo quiero que esos recursos lleguen a las pequeñas y medianas empresas y a las familias, y que tengan control", insistió anoche Rajoy. Y Zapatero asintió, primero en la reunión y, después, ante las cámaras.

GIRO DE ESTRATEGIA DEL PP Es obvio que el jefe de la oposición ha recapacitado, en las últimas horas, sobre su oposición a algunas de las medidas defendidas por Zapatero. Ayer justificaba su giro de estrategia reconociendo que la situación es "excepcional" y que esas iniciativas económicas cuentan, desde el pasado domingo, con el beneplácito de la Unión Europea.

Dado ese golpe de timón por parte del PP, Zapatero acordó con Rajoy que sea el gobernador del Banco de España quien vigile a qué entidad, por qué y para qué se le permite beneficiarse del fondo de 30.000 millones de euros (ampliable a 50.000) que el Estado va a crear para comprar, gracias a la deuda pública, activos bancarios de calidad. Los populares se atribuyen la propuesta. Y se atribuyen la de que sea esa institución la que supervise la concesión de avales --100.000 millones para el 2008-- para obtener crédito interbancario en tiempos de penuria.

"He ofrecido a Rajoy todos los mecanismos que sean menester para dar la máxima transparencia a las actuaciones, en especial a la del fondo de adquisición de títulos", enfatizó el presidente del Gobierno. Asimismo, aseveró que el desarrollo de los dos decretos que llegarán al lunes al Congreso para ampliar garantía de depósitos bancarios --hasta 100.000 euros--, crear el fondo y el aval antes citado y abrir la posibilidad de comprar acciones a bancos, serán consultados "previamente" a su aprobación con el PP. Y dijo que había encontrado a Rajoy con "buena receptibilidad". El líder conservador matizó después que lo que estaba era "expectante" para ver si se cumplía o no lo pactado.

LETRA PEQUEÑA Más allá de la desconfianza que se profesan, lo importante es que ayer dejaron a un lado sus percepciones personales en pro de un acuerdo en economía. O, al menos, eso es lo que vendieron en sendas comparecencias ante la prensa: El presidente del PP, una vez que ofreció el respaldo al Gobierno, reclamó que, además de la vigilancia del Banco de España, se imponga un férreo control parlamentario sobre la concesión de fondos.

Zapatero movió ficha y aseguró que permitirá a los populares participar en la redacción de los decretos de desarrollo de sus medidas. Los conservadores quieren entrar en esa letra pequeña y exigir, entre otras cosas, que se defina qué es un "activo de calidad" antes de que el Estado proceda a comprarlos a los bancos y que estos, a su vez, se comprometan a recomprárselos al Estado en un tiempo prudencial.

Pero Zapatero y Rajoy no solo hablaron de los problemas de la economía global. También se ocuparon de los de casa y dieron su bendición a la creación de una mesa bilateral para negociar reformas estructurales aplicables a la economía, así como la convocatoria del Pacto de Toledo, en el que están presentes los agentes sociales, a fin de estudiar mejoras en el ámbito de la Seguridad Social.