Con dos firmas y un apretón de manos sellaron ayer José Luis Rodríguez Zapatero y Luiz Inácio Lula da Silva su mutuo compromiso en favor de la paz y contra la pobreza. La Declaración de Brasilia, solemnemente suscrita por los presidentes español y brasileño, no refleja sólo su determinación de "consolidar" las relaciones bilaterales. También simboliza la construcción de un puente transatlántico sobre los pilares del multilateralismo, el respeto a la legalidad internacional y la lucha contra el hambre.

La Asociación Estratégica entre España y Brasil, apenas desarrollada desde que la firmasen en el 2003 José María Aznar y Lula da Silva, recibió ayer un gran impulso. Zapatero y Lula se han comprometido a reunirse al menos una vez al año, establecer unas "relaciones bilaterales privilegiadas" y acordar "acciones conjuntas en el escenario internacional" con un doble objetivo: promover la Alianza de Civilizaciones ideada por el presidente español, basada en "el multilateralismo, la legalidad internacional y el diálogo entre culturas"; y fomentar "la reducción de la pobreza, la erradicación del hambre y la ayuda a los países afectados por catástrofes".

Lula definió a Zapatero como el mejor embajador internacional de su proyecto de Alianza contra el Hambre, impulsado por Brasil, la ONU, Francia, Chile y España.

LA REFORMA DE LA ONU Comprometidos ambos presidentes con la reforma de las Naciones Unidas, ayer defendieron juntos la necesidad de mejorar la "representatividad" del Consejo de Seguridad y su eficacia en la prevención de conflictos y en la defensa de la legalidad internacional. España y Brasil acordaron prestarse "apoyo recíproco" a las candidaturas que presenten en foros internacionales. De este modo, Zapatero prometió avalar la aspiración de Brasil de tener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.