José Luis Rodríguez Zapatero cerró ayer en Comillas (Santander) una de sus semanas más difíciles y trascendentales desde que está en la Moncloa. El jefe del Ejecutivo, preguntado por los periodistas sobre su credibilidad para hacer frente a la crisis e imponer la dureza del plan de ajuste, respondió con una de esas frases que parece que, por sí solas, tengan que dar aliento a un político en apuros: "Cuando tenemos unas circunstancias difíciles, serias, como las que tenemos, mi responsabilidad, la responsabilidad de cualquier presidente de Gobierno es pensar en el futuro de su país, más que en cualquier otro futuro político o personal". Unas horas antes varios sondeos habían apuntado que la ya escasa confianza de los españoles en su presidente se ha desplomado desde que anunció el tijeretazo.

Tras la cumbre entre la Unión Europea y México celebrada ayer por la tarde en la localidad cántabra, Zapatero compareció ante los medios de comunicación. Era el primer día en que el jefe del Ejecutivo iba a responder (aunque solo a dos preguntas) sobre los recortes, con los que ha violado algunas de las líneas rojas que él mismo se había marcado como líder socialista.

LAS PENSIONES La congelación de las pensiones contributivas en el 2011 --la medida más contestada por todos los partidos políticos--, fue justificada por el presidente con los mismos argumentos con los que se paseó el sábado el ministro de Fomento, José Blanco, por los medios de comunicación: los jubilados van a mantener el poder adquisitivo esta legislatura porque en el 2009 se subieron el 2% y la inflación fue del 0,8%. Zapatero añadió que las pensiones mínimas, que según sus cálculos afectan a 3,2 millones de personas, se van a revalorizar "en su integridad".

La congelación de las pagas contributivas es una medida "dura", reconoció el jefe del Ejecutivo, que entiende que haya tenido un fuerte impacto en las encuestas. El sondeo de El País otorgaba ya una ventaja de 9,1 puntos al PP sobre el PSOE. Zapatero sostuvo que no le preocupa sino que lo ve como la consecuencia lógica de un plan de ajuste completamente necesario.

Zapatero, sin embargo, consiguió un nuevo apoyo ayer, el de las autoridades europeas que bendijeron en suelo español su tijeretazo: "Son medidas duras, pero valientes. Y es porque no hay alternativa. Los déficits elevados están poniendo en peligro la consolidación del crecimiento", declaró Herman van Rompuy, presidente permanente del Consejo Europeo, que participó en la cumbre con México.

En un tono similar, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, apoyó la iniciativa del Ejecutivo español y defendió su "valentía". "La evolución de los mercados ha sido muy imprevisible, incluso para los mejores analistas", afirmó Barroso, unas palabras que parecían reforzar las excusas de Zapatero cuando Mariano Rajoy le pregunta por qué no ha tomado medidas antes.

ATAQUES A RAJOY Mientras Zapatero hablaba en Santander, Alfredo Pérez Rubalcaba aseguró ayer, en respuesta a las críticas lanzadas el día antes por el PP, que "a Rajoy le importa un bledo la crisis, le importa para utilizarla, y la utiliza para desgastar al Gobierno". Para el ministro del Interior "hay que tener valor con la que está cayendo en el PP en referencia al caso Gürtel hablar de la financiación de los partidos". Según el ministro, "Zapatero está decidido y firme" y "no se le ha pasado por la cabeza adelantar las elecciones", porque "eso sería lo peor" para España.

Blanco recordó ayer a los sindicatos que "la gente que tiene seguridad en el trabajo debe contribuir de forma equitativa en función de lo que gane al esfuerzo para lograr la reactivación y volver a crear empleo". "Los pensionistas no deberían dejarse engañar por el populismo fácil de Mariano Rajoy que mientras gobernó España congeló el salario mínimo, las pensiones y salario de los funcionarios pese al crecimiento económico", clamó el mayor protagonista en la campaña de explicación del tijeretazo del Gobierno, hasta el punto de que el sábado por la noche se dejó entrevistar en el programa de Tele 5 La Noria.