La reunión que se disponen a mantener José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy llega precedida de gestos mínimos y multitud de reproches y ataques. Así, Zapatero se mofó ayer de las recetas económicas que dicen manejar los populares. "A ver si tienen alguna idea; en Wall Street las esperan", espetó, pero aceptó que el vicepresidente económico, Pedro Solbes, y el responsable de este área en el PP, Cristóbal Montoro, preparen el contenido del encuentro, a petición del jefe de la oposición. Igual de desconcertante se mostró Rajoy, que por la mañana quería que Solbes se implicase en los preparativos de su reunión con Zapatero y, por la tarde, exigía su cese.

En contexto semejante, cabe preguntarse para qué quieren verse Zapatero y Rajoy. El presidente del Gobierno dice buscar reflexión. El del PP, compromisos de nuevas reformas. Por ahora, aprovechan la espera para cargar contra el adversario.

En la mañana de ayer, Rajoy acudió en Madrid a los desayunos de Europa Press. A la misma hora, Solbes presentaba en el Congreso unos presupuestos que el PP tacha de voluntaristas y resignados. Frente al proyecto presupuestario para el 2009, Rajoy afirmó estar en posesión de "toda una alternativa económica". Se refería al paquete de medidas que ya incluyó en su programa electoral y que supone impulsar la austeridad en el gasto público y rebajas impositivas.

El líder de la oposición se quejó de que Zapatero no le haya tenido en cuenta para elaborar las cuentas públicas y de que nunca se tome en serio las medidas que le plantea. Reclamó que, si realmente esta vez se pretende su colaboración, se le escuche y ofrezcan soluciones.

Más duro se mostró el portavoz del PP en el Senado, Pío García-Escudero. Por la tarde, en la sesión de control al Ejecutivo, acusó a Zapatero de pasividad al estar "desbordado por la crisis" y de malas prácticas parlamentarias, al frenar iniciativas del grupo popular que no le convienen. El dirigente popular pidió que Solbes abandone un Gobierno donde hace falta "orden" y coordinación. Cuando García-Escudero hacía esa demanda, Zapatero ya había dado instrucciones a su vicepresidente para que se reuniera con Montoro. Como quería Rajoy. Los conservadores dieron muestras de que también en sus filas hay descoordinación.

"CREDIBILIDAD CERO" Zapatero bromeó sobre la hipotética impaciencia de Wall Street y los mercados por conocer las ideas del PP ante la crisis. Acusó a los conservadores de mentir por presumir de superávit en tiempos de José María Aznar. "Los populares han conocido el superávit en la oposición", remachó. Sacó a colación el decretazo con el que el PP intentó, estando en el poder, frenar el paro. Y presumió de discurso serio frente a la "credibilidad cero" del partido de Rajoy.