José Luis Rodríguez Zapatero intentó ayer rebajar el nivel de alerta decretado entre "los líderes de los partidos catalanes" y argumentó por qué cree que la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) es "buena" y bendice el "máximo nivel de autogobierno que Cataluña ha tenido en su historia". El jefe del Ejecutivo acabó su reflexión anunciando oficialmente que se reunirá con el president José Montilla cuando se conozca el redactado de la sentencia, y que está dispuesto a emprender "iniciativas" para "reforzar el desarrollo del Estatut". Esto significa, según fuentes del Gobierno, que apoya la estrategia de hacer modificaciones legales para salvar parte del texto votado en referendo que ha tumbado el fallo, al menos en lo que se refiere a que Cataluña tenga un poder judicial diferenciado.

Zapatero compareció ante los medios de comunicación en el Palacio de la Moncloa junto con el exprimer ministro británico Tony Blair, ahora también enviado del Cuarteto para solucionar el conflicto de Oriente Próximo. En el turno de preguntas, el presidente español tuvo ocasión de analizar por primera vez el esperado fallo, y se extendió en su reflexión, nada improvisada, durante siete minutos.

Zapatero celebró que la sentencia demuestre que, "en su inmensa mayoría", el Estatut es "básicamente constitucional" y que, "al contrario de como alguno decía, no había ningún riesgo para la unidad de España".

LOS ANTECEDENTES El presidente del Gobierno siguió explicando dos "experiencias personales" que hacen augurar un final feliz a este "tercer episodio". Esos dos capítulos son el redactado del Estatut y la negociación de la financiación autonómica. En el primer caso, dijo Zapatero, algunos dudaban de que se pudiera aprobar, pero cuando se logró "a algunos no les gustó y otros dijeron aquello de ´España se rompe´". "Hoy parece que todo el mundo en Cataluña defiende el Estatut", añadió por ERC.

En el segundo caso, Zapatero recordó el largo año en el que la prensa y los políticos especularon sobre las dificultades de alcanzar un acuerdo de financiación con todas las autonomías o, si se conseguía, la imposibilidad de satisfacer las demandas catalanas. Y finalmente, declaró, se llegó a un pacto. "Quédense con esto", concluyó.

Zapatero intentó contagiar su optimismo a la política catalana y volvió a erigirse como el presidente que más ha hecho por la descentralización política: "Cuando se serenen las aguas (...), veremos que es el fin de todo un proceso de descentralización política y de reconocimiento de más identidad de Cataluña".

Su último gesto, consciente de que las elecciones al Parlamento catalán están a poco más de tres meses, se lo dedicó al presidente de la Generalitat. El jefe del Ejecutivo mostró su disposición a ayudar a salvar a Montilla parte del Estatut que la sentencia ha considerado inconstitucional.

El borrador del fallo tumba el grueso de artículos que se refieren a la descentralización del poder judicial, porque no se ajustan a lo estipulado en la ley orgánica. El Gobierno está de acuerdo en modificar esa ley para que el Consell de Justícia de Catalunya (CJC) (todavía inexistente) pueda componerse. Fuentes de la Moncloa aseguran que el presidente es partidario de que ese CJC pueda ordenar inspecciones o nombrar jueces interinos. Esas fuentes también recuerdan que la modificación de la ley orgánica del poder judicial beneficiaría a todos los estatutos en ese apartado.

Por ahora, a falta del análisis de la sentencia y de que Montilla le pida ayuda concreta en otros preceptos, las mismas fuentes del Gobierno no se atreven a mostrar la disponibilidad de Zapatero para compensar la sentencia en otros apartados.

ENCAUZAR EL "DESENCANTO" Las beligerantes declaraciones del president al conocer el fallo del Constitucional se han encajado con naturalidad en la Moncloa, donde la cúpula del Ejecutivo no muestra sorpresa por su llamamiento a que la manifestación del día 10 de julio sea masiva. La protesta de la semana próxima es vista como la manera para "encauzar el sentimiento de desencanto" que ha producido el fallo, afirma un portavoz del Gobierno. "Montilla ha demostrado muchas veces que es leal personalmente, institucionalmente y políticamente", añade ese portavoz.