Condescendiente, José Luis Rodríguez Zapatero quiso cerrar ayer el debate sobre el estado de las autonomías con un ofrecimiento al PP, en lugar de hacerlo con un portazo. Impermeable al chaparrón de agravios que orquestaron los presidentes autonómicos populares y a los malos augurios que pronosticó ayer el portavoz en el Senado, Pío García Escudero, el jefe del Ejecutivo invitó al PP a sumarse a la reforma del Estatut: "Estén ahí, participen, les esperamos sin condiciones, olvidando todo lo que han dicho estos días".

En tono sosegado y firme, conminó al portavoz del PP a dejar las "exageraciones" y el "tremendismo" e iniciar un debate "sobre realidades". "Sólo les falta anunciar el fin del mundo", amonestó Zapatero tras escuchar a García Escudero decir que la reforma estatutaria catalana está provocando la "crisis institucional más grave de la democracia" y que el consenso constitucional está siendo "concienzudamente triturado" por el PSOE.

DIEZ A UNO Zapatero desmontó esas afirmaciones. "Decir que es la crisis institucional más grave de la democracia cuando hubo un golpe de Estado en 1981, cuando la economía crece al 3,5% y se están creando millón y medio de empleos...", lamentó. Luego repasó los partidos con representación parlamentaria que estuvieron en el consenso constitucional y estatutario en 1978 y 1979, y que hoy apoyan las reformas territoriales que auspicia el Gobierno, y concluyó que sólo el PP se ha desmarcado del acuerdo. "¿Quién debe reflexionar, diez fuerzas políticas o una?", se preguntó. "Debería ser quien se queda sola, manifiestamente sola ante todo el arco parlamentario", se respondió.

Tras escuchar estas palabras, Mariano Rajoy, que ayer sí asistió al debate en el Senado, convocó una rueda de prensa en una sala contigua al salón de plenos y rechazó la oferta del presidente mientras éste respondía a las fuerzas parlamentarias. El líder del PP rebatió la acusación de soledad que le lanzó Zapatero y replicó que con sus tesis coincide "la mitad del PSOE". Rajoy se resistió a desvelar si el PP participará con enmiendas en la tramitación del Estatut, pero achacó al Gobierno "nula voluntad de acordar nada" con su partido.

MAS CAMBIOS Respecto a la reforma constitucional para convertir el Senado en cámara territorial, el líder del PP consideró más urgente otro cambio en la Carta Magna. Uno que incremente la mayoría parlamentaria necesaria para reformar los estatutos --de modo que el PP sea imprescindible para aprobarlas-- y blinde las competencias exclusivas del Estado para evitar más peticiones nacionalistas. Zapatero se avino a estudiar esas reformas porque "ninguna propuesta de cambio en la Constitución rompe el pacto Constitucional", dijo, y todas "se pueden debatir".

Tras las cinco horas de debate de ayer y las dos jornadas anteriores, quedó de manifesto que todos los grupos parlamentarios --menos el PP-- apoyan la reforma del Senado auspiciada por el Gobierno "para mejorar" la vertebración del Estado. Zapatero lamentó la actitud del principal partido de la oposición --cuyos votos son imprescindibles para la reforma-- y le conminó a decir "si no tiene ganas ni voluntad" para no iniciar un procedimiento destinado al fracaso.

PACTO GLOBAL El líder del PP y su senador portavoz, García Escudero, recordaron al presidente que sólo prosperará su reforma del Senado si acepta "el pacto global" que implica acordar entre los dos grandes partidos todas las reformas estatutarias.