La decisión está tomada. José Luis Rodríguez Zapatero ha dado instrucciones a la dirección del PSOE para meter en cintura a las agrupaciones locales del partido y acabar con los reinos de taifas en las grandes ciudades. El presidente del Gobierno pretende que el congreso socialista de julio próximo abra la puerta a una restructuración organizativa de las federaciones regionales, con el fin de neutralizar la atomización del poder en las ciudades más pobladas.

La cúpula federal del PSOE considera que las crisis de Madrid o Valencia, así como los retrocesos ante el PP en numerosos núcleos urbanos, tienen mucho que ver con el actual modelo de organización. En las últimas elecciones municipales, celebradas en mayo del 2007 y con Zapatero ya en la Moncloa, los socialistas recibieron cerca de 150.000 votos menos que los conservadores en todo el ámbito estatal, aunque obtuvieron 681 concejales más que el PP, en parte por su predominio en más municipios pequeños. Sin embargo, la hegemonía del partido que lidera Mariano Rajoy fue apabullante en el ranking de las grandes ciudades.

EL MEOLLO Los responsables de elaborar el documento político del congreso de julio ya están trabajando en un nuevo modelo que recoja las instrucciones de Zapatero. El texto se presentará el 12 de mayo próximo a la ejecutiva del partido, de donde se enviará a las distintas federaciones para la fase de enmiendas.

El meollo se encuentra en el título tercero de los estatutos del PSOE, que fija las pautas sobre la estructura organizativa del partido. El artículo 20.2 establece que en los municipios con más de 300.000 habitantes, la estructura de poder la compondrán las agrupaciones locales y una coordinadora municipal integrada por los secretarios generales de dichas agrupaciones.

El punto tercero del mismo artículo permite, sin embargo, establecer salvedades a ese esquema en casos "excepcionales", siempre que sea propuesto por la correspondiente comisión ejecutiva provincial y aprobado por la comisión ejecutiva federal. Es decir, por la cúpula de Madrid. Los responsables del documento político para el 37º congreso del partido deberán decidir si practican una intervención quirúrgica de carácter general --es decir, una reforma estructural de los órganos de dirección en todas las ciudades grandes-- o si, apelando al principio de la excepcionalidad, aplican el bisturí únicamente en las urbes con conflictos internos graves o peores resultados electorales.

INSUFICIENTE Con motivo de las elecciones generales del 9 de marzo pasado, Zapatero pretendió iniciar un cambio de tendencia en las plazas más difíciles colocando primeros espadas de excepción: la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega como cabeza de lista por la provincia de Valencia; Jordi Sevilla, en Castellón; Bernat Soria, en Alicante; Mariano Fernández Bermejo, en Murcia, y el propio Zapatero, en Madrid.

La apuesta no arrojó resultados positivos ni en las citadas provincias ni en sus capitales. En la dirección socialista se argumentó entonces que, sin esos cabezas de lista, los resultados electorales hubieran sido peores. A falta de otro remedio, ahora toca ensayar con los cambios en la estructura de los órganos locales de dirección del partido.