La voluntad de todos, el compromiso con el conjunto de la sociedad, permitirá la superación de la crisis, aunque los obstáculos sean mayúsculos. José Luis Rodríguez Zapatero mantuvo ayer su optimismo vital para hacer frente a la crisis económica, haciendo un llamamiento al compromiso en "un año difícil, muy difícil". ¿Su principal argumento? La trayectoria de los últimos decenios de España, su "conocimiento del país", que hace solo un año tenía la tasa de paro más baja de su historia, con un 8%, casi la mitad que los datos arrojados por la encuesta de población activa la semana pasada.

Zapatero se enfrascó en un repaso de todas las medidas eco- nómicas adoptadas por el Gobierno, haciéndose responsable de las dificultades de los ciudadanos, de los que han perdido el empleo. Y trató de defenderse de una de las mayores acusaciones lanzadas por la oposición, la que le tacha de haber ocultado lo que se avecinaba, justo antes de las elecciones del pasado mes de marzo. "Yo no engañé en aquel momento, porque el problema era diferente, era la desaceleración, pude equivocarme, y puedo equivocarme, pero no engañar", aseveró con firmeza.

ORIGEN EN EEUU Los ciudadanos elegidos en el programa Tengo una pregunta para usted se centraron en buena medida en la crisis económica, reprochando a Zapatero desde las ayudas a las entidades financieras hasta la falta de planes más concretos para paliar el desempleo. Y el presidente no conectó con ellos. Insistió en que las dificultades se originaron en los bancos de EEUU, y que los más grandes, incluso, "llegaron a quebrar", llevando al sistema financiero "al borde del colapso". Utilizó para ello algunas frases de reproche y condena, para "los que buscan la avaricia y el beneficio rápido", reclamando que ahora "no es el momento para los grandes salarios ni para los grandes beneficios", en un intento de reforzar su discurso socialdemócrata.

SOLO UN PARENTESIS Pero Zapatero no explicó la mayor destrucción de empleo en España que en otros países del entorno europeo, tras algunas preguntas de parados y de empresarios que han visto frustrados sus planes y que querían saber qué pasos podrían dar en los próximos meses. Aquí, Zapatero admitió la crisis particular de España, sus propios problemas. Pero los redujo al sector de la construcción. No hubo referencias a la estructura productiva, o a las situaciones de precariedad laboral, con un porcentaje mayor de contratos temporales en España que en otros países de la UE. El presidente se refugió en su discurso, el de que la crisis es "un paréntesis, duro, muy duro, pero un paréntesis que se acabará".

Zapatero sólo ofreció su compromiso de mantener las ayudas y si es necesario de aumentarlas o extenderlas para los que pierdan su empleo. Pero reclamó a los que tengan puestos de trabajo estables que "consuman" y muestren su compromiso también con la colectividad de la sociedad española. Insistió, eso sí, en que ha "apremiado" a los bancos y que seguirá "apremiando" a los banqueros para que faciliten créditos y se sumen a ese esfuerzo colectivo para superar la crisis, asegurando que el Gobierno "no ha dado ni un solo euro" a las entidades financieras, sino avales para que recobren la confianza.

Esa explicación, sin embargo, no fue pedagógica, no llegó a los ciudadanos, que insistían en ver a los bancos como un colectivo privilegiado, sordo ante las peticiones del conjunto de los españoles. Zapatero reprodujo frases textuales pronunciadas en el Congreso, sin buscar una mayor proximidad con los presentes.

LEY DEL ABORTO A la relación con el PP Zapatero apenas se refirió. Tampoco se lo reclamaron los ciudadanos. El presidente valoró el acuerdo con Mariano Rajoy para poner en marcha esas medidas con las entidades financieras, pero no fue más allá sobre apoyos más sólidos.

El jefe del Ejecutivo tuvo un diálogo con un sacerdote, que le reprochó la supuesta actitud del Gobierno favorable al aborto. Zapatero llegó a pronunciar un "esto se anima", insistiendo en que en esta legislatura habrá una nueva ley del aborto, que garantice que ninguna mujer "vaya a prisión por abortar". En las cuestiones sociales, Zapatero se mostró más suelto, más seguro, después de la tensión mostrada sobre la crisis. Y Zapatero no dudó en exponer una realidad: "No me duelen prendas en decir que la justicia no funciona".