José Luis Rodríguez Zapatero y Hugo Chávez tenían previsto reunirse la pasada madrugada en Lima con el objetivo de "normalizar las relaciones diplomáticas" y dar por superada la crisis abierta en noviembre, cuando el Rey mandó callar al presidente de Venezuela en la cumbre iberoamericana de Chile.

Al cierre de esta edición, la reunión bilateral entre ambos mandatarios todavía no se había producido, aunque el jefe del Ejecutivo español se apresuró a marcar las líneas rojas nada más aterrizar en la capital peruana: "El principio que debe presidir las relaciones internacionales es el respeto y la colaboración".

Zapatero hizo un llamamiento para que las "palabras gruesas" --en referencia implícita a la verborrea de Chávez-- no ensombrezcan citas internacionales como la que ha reunido en Lima a una cincuentena de jefes de Estado y de Gobierno de América Latina, el Caribe y la Unión Europea. "Al final esas palabras gruesas son algo absolutamente anecdótico. No importan a los ciudadanos, que lo que quieren es que sus gobernantes se dediquen a trabajar por el progreso y por el desarrollo", declaró el jefe del Gobierno socialista.

Antes de la reunión bilateral oficial, Zapatero y Chávez coincidieron en las sesiones de trabajo, en las que los mandatarios se saludaron amistosamente. Parecía que la distribución de las butacas en la sala la hubiera cargado el diablo: el líder español se sentó a la derecha del boliviano Evo Morales y delante de Chávez. Solo las delegaciones oficiales pudieron seguir las discusiones, ya que, con el antecedente del "¡Por qué no te callas!" reciente en la memoria, los organizadores decidieron que se produjeran a puerta cerrada.

ECUADOR Y BOLIVIA, AL MARGEN Además de analizar las consecuencias del cambio climático en los dos continentes, durante la cumbre también se han abordado los acuerdos comerciales entre la UE y la Comunidad Andina de Naciones y los países centroamericanos, estancados por las trabas planteadas por países como Ecuador y Bolivia.

Oficialmente, los Veintisiete prefieren negociar en bloque con todos ellos, y así lo dijo el presidente del Parlamento Europeo, Hans-Gert Pöttering, aunque algunos líderes, entre ellos la cancillera Angela Merkel y el propio Zapatero, dejaron la puerta abierta a iniciar las negociaciones con Perú y Colombia. Estas declaraciones contradictorias llevaron a algunos países latinoamericanos a denunciar que la Comisión Europea está alentando la división en la región.

"En la UE, al comienzo fuimos seis miembros, luego 15, hoy 27, y seremos más. No siempre podemos esperar al último; a veces también hay que poder avanzar con un solo grupo de países que ya estén dispuestos", afirmó la dirigente alemana.