José Luis Rodríguez Zapatero, comprometió ayer el apoyo de España a un proceso de integración iberoamericana que tenga como ejes la paz, la lucha contra el hambre y la seguridad compartida frente al terrorismo y el narcotráfico.

El presidente español aseguró que está en marcha un nuevo orden internacional cuyo "mayor atractivo" es que "nadie, ni los más poderosos, lo tienen diseñado en una pizarra". Ignorando en todo momento a Estados Unidos, Zapatero proclamó que Iberoamérica tiene en Europa "su principal aliado".

El jefe del Ejecutivo hizo estas consideraciones durante una cumbre sin precedentes que se celebró en la localidad venezolana de Ciudad Guayana, a orillas del río Orinoco, y que reunió al líder español con los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; Venezuela, Hugo Chávez, y Colombia, Alvaro Uribe.

ACERCAMIENTO En el encuentro, Zapatero y Lula quisieron apadrinar la reconciliación de los gobiernos de Bogotá y Caracas, que en enero pasado protagonizaron una grave crisis a raíz de la detención por efectivos colombianos de un dirigente guerrillero de las FARC en suelo venezolano.

Chávez dijo que cualquier guerrillero que pisa su país es considerado "enemigo de Venezuela". Pero una posterior reflexión sobre la "complejidad" de la violencia fue recibida con expresiones circunspectas por sus tres colegas.

Asimismo, Zapatero aprovechó el marco de la reunión cuatripartita para abogar ante los tres jefes de Estado por la erradicación del terrorismo, el narcotráfico y el crimen organizado. "El gran camino para la democracia es la paz, la no violencia", afirmó.

El encuentro también sirvió a Chávez para alardear de respaldo internacional frente a los ataques procedentes de Washington y presentarse como víctima de acusaciones injustificadas, entre ellas las de estar alimentando una carrera armamentista. En esa batalla recibió el apoyo de Lula, que criticó con dureza las "insinuaciones" contra Chávez y defendió el derecho de Venezuela a ejercer su soberanía.

ACTITUD DE SIMPATIA Zapatero evitó apoyar de modo expreso al mandatario venezolano en sus ataques a Washington. Sin embargo, destacó el compromiso de Chávez en la lucha contra la pobreza y exhibió en todo momento una actitud de simpatía hacia el presidente suramericano. Además, en sus llamadas a la integración iberoamericana y a la nueva geopolítica mundial, el líder español omitió cualquier referencia al peso específico de los Estados Unidos.

Zapatero pidió a Lula, Chávez y Uribe que la cumbre de ayer tenga continuidad y concreción con medidas que lleven a la creación de un "frente suramericano". "Iberoamérica pesa en el mundo más de lo que ustedes mismos piensan", destacó el jefe del Ejecutivo, y subrayó que España continúa siendo el "principal valedor" de Iberoamérica ante la Unión Europea. Con todo, el documento final de conclusiones de la reunión resultó más de intenciones que de contenidos concretos.

CORDIALIDAD Y BUEN HUMOR La cumbre de Ciudad Guayana, en cuya organización jugó un papel decisivo la diplomacia española, se desarrolló en un clima de suma cordialidad y no faltaron destellos de buen humor.

Chávez aprovechó su condición de anfitrión para regodearse en el uso de la palabra y añadir largas apostillas a cada intervención de los invitados. Dijo que, en su última y polémica visita a Madrid, conoció el "alma de España".