Con el propósito de poner algo de orden en sus filas, José Luis Rodríguez Zapatero reclamó ayer a los dirigentes del PSOE que cesen en sus críticas a la reforma del Estatuto catalán hasta que ésta se haya aprobado en el Parlamento autonómico. En la reunión de la comisión ejecutiva, el presidente del Gobierno exigió a sus compañeros de partido más "seriedad" y respeto a la autonomía de Cataluña para elaborar el nuevo Estatuto y apoyo a los esfuerzos del PSC por lograr que el texto final sea respetuoso con la Constitución.

El de ayer no es el primer aviso que Zapatero lanza a los suyos, pero sí el más contundente. Como había trasladado en privado a miembros del Gobierno como la vicepresidenta, Teresa Fernández de la Vega, o el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, el secretario general de PSOE advirtió ayer a la ejecutiva de que la avalancha de declaraciones de dirigentes socialistas en contra del Estatuto no hacen sino entorpecer la tarea de "los compañeros del PSC", que reclaman manos libres para, libres de injerencias, corregir los aspectos dudosamente constitucionales del proyecto sin dinamitar el consenso en Cataluña.

"ESCASO RIGOR" Algunos asistentes a la reunión, celebrada como siempre a puerta cerrada, informaron de que Zapatero, en tono grave, recriminó la actitud de algunos miembros del PSOE que, "con escaso rigor", han criticado aspectos del Estatuto en fase de negociación, hasta el punto de que en su voto particular el PSC propone retocarlos. No dio nombres, pero en la mente de todos estaban los de Alfonso Guerra, presidente de la comisión constitucional del Congreso; el presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra; y el andaluz, Manuel Chaves. Este último, presidente del PSOE, se dio por aludido y tomó la palabra.

El domingo, en una entrevista, Chaves calificó de "inaceptable" la reforma estatutaria que tramita el Parlamento autonómico, juzgó "incompatible" con la Constitución que Cataluña se defina como "nación" y reprochó al presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, que haya modificado la propuesta de financiación autonómica que defendía hace un año: "Si Maragall queda defraudado, lo siento, pero yo defiendo los intereses de los andaluces".

MALA INTERPRETACION Menos desafiante se mostró ayer Chaves tras la reprimenda de Zapatero. El presidente andaluz pidió disculpas al primer secretario del PSC, José Montilla, presente en la reunión pero, en vez de rectificar, pretextó que sus palabras habían sido "mal interpretadas". Al cierre de esta edición, la Junta andaluza no había emitido nota alguna para corregir o matizar las declaraciones iniciales.

A la salida, el secretario de organización del PSOE, José Blanco, puso voz a las advertencias. Blanco afirmó que enjuiciar puntos del Estatuto sujetos a debate es "extemporáneo", "ni razonable ni intelectualmente acertado". Aclaró, no obstante, que no pretendía limitar la libertad de expresión; sólo aplazarla.

Pero las instrucciones de Blanco llegaron demasiado tarde. Poco antes, el titular de Defensa, José Bono, había suscrito el rechazo de Chaves a que Cataluña se defina como "nación". Y lo hizo con un argumento de peso: "La única nación se llama España y lo demás son cuentos".