Cauto, con el fin de iniciar la legislatura con grandes acuerdos y la voluntad de mantener sus señas de identidad. José Luis Rodríguez Zapatero se sometió ayer a la sesión de investidura en el Congreso con un discurso en el que primó las medidas económicas para hacer frente a la desaceleración económica, pero sin recortar el gasto social y perseverando en su apuesta por extender los derechos ciudadanos, que asume como un proyecto personal. El candidato socialista a la presidencia del Gobierno rechazó volver al pasado y a las luchas partidistas, y ofreció cinco grandes acuerdos al resto de fuerzas políticas, pero especialmente al jefe de la oposición, Mariano Rajoy, sobre economía, terrorismo, justicia, política europea y financiación.

Uno de los principales mensajes que Zapatero quiere transmitir es que la situación económica no obliga a tomar medidas de choque que puedan ser duras para la ciudadanía. A ello se dedicó ayer Zapatero, pese a los datos poco halagüeños que ofrecen los servicios de estudios de las entidades financieras. El candidato socialista, en un discurso detallado y ordenado, consideró que la primera etapa de la legislatura estará marcada por una importante desaceleración económica que se compensará en los dos últimos años. "No es un horizonte prolongado, sino transitorio", dijo, respecto a la crisis anunciada por los agentes económicos.

Rechazó bajar los impuestos, a no ser que la coyuntura económica permita algunas concesiones. Pero mantuvo su voluntad de suprimir el impuesto de patrimonio y modificar el impuesto de sucesiones y donaciones, al tiempo que anunció el adelanto en las devoluciones del IVA para las empresas. Todo ello para alcanzar un gran acuerdo entre las fuerzas políticas, los empresarios y los sindicatos --la concertación social-- que, a juicio de Zapatero, "es el principal motor de la reactivación económica". Anunció también que su Gobierno impulsará reformas en el ámbito laboral y de la Seguridad Social para incentivar el empleo y reducir la temporalidad del actual 30% al 25% al final de la legislatura.

LA GARANTIA DEL SUPERAVIT El buen comportamiento de la economía en los últimos años y el superávit presupuestario en el 2007 permitirá, a juicio de Zapatero, hacer frente con garantías a la desaceleración. Y acometer, por tanto, políticas de ayuda a los colectivos más perjudicados. El candidato del PSOE remachó las medidas ya anunciadas, como la reducción de 400 euros en el IRPF o el aumento hasta los 800 euros del salario mínimo. Se comprometió a subir las pensiones de jubilación con cónyuge a cargo hasta los 850 euros, y hasta los 700 euros en el caso de las pensiones de viudedad para mayores de 65 años. Y prometió más recursos para desarrollar la ley de dependencia.

En esta nueva legislatura, Zapatero quiso dejar claro que mantendrá su proyecto social, su idea del republicanismo político. Con el latiguillo reiterativo de "mi idea de España", Zapatero aseguró que su Gobierno "no sacrificará sus políticas sociales ni abdicará de su afán de progreso social". E incidió en las políticas de igualdad como vía para equiparar los salarios de hombres y mujeres.

Pero Zapatero tendió la mano al jefe de la oposición. Con la convicción de que esta legislatura debe ser muy diferente a la anterior --cuando, por voluntad propia o por decisión estratégica del PP, el Ejecutivo solo tuvo el apoyo de las minorías--, Zapatero ofreció a Rajoy un gran acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional como fase previa a una reforma judicial. Zapatero lo consideró prioritario, junto con un "compromiso democrático contra el terrorismo".