En el momento adecuado, justo cuando las críticas del PP arrecien. El Gobierno cumplirá las resoluciones adoptadas en el 37º congreso socialista en función de sus intereses y de la agenda política, pero, en todo caso, en esta legislatura. José Luis Rodríguez Zapatero anunció ayer que las impulsará "pronto", empezando por la concesión del voto a los inmigrantes extracomunitarios en las municipales, y suguiendo con las reformas legales sobre el aborto, la laicidad, los cuidados paliativos, la muerte digna y el testamento vital.

Tras presidir ayer la primera reunión de su nueva ejecutiva, el líder del PSOE quiso exponer él mismo las primeras impresiones de los socialistas tras el cónclave del fin de semana. Lo hizo acompañado por su nuevo vicesecretario general, José Blanco, la secretaria de organización, Leire Pajín, y el portavoz en el Congreso, José Antonio Alonso. Tal vez motivado por las críticas de Mariano Rajoy, quien denunció que las cuestiones tratadas en el cónclave socialista no deben ser una prioridad porque "no interesan a la gente", Zapatero aseguró que el Ejecutivo las impulsará con celeridad.

FUERA DEL PROGRAMA Esas cuestiones no figuraban en el programa electoral del PSOE para las generales del pasado marzo, pues la dirección socialista las soslayó por entender contraproducente abrir nuevos debates que provocan siempre polarización social. Al final, los delegados socialistas las recuperaron en el 37º congreso y, con los matices y cambios introducidos por los ponentes, se acabaron aprobando, aunque sin mandato expreso al Ejecutivo.

Pero Zapatero está dispuesto a marcar la agenda política con propuestas que considera nítidamente de izquierdas y que, una vez más, pueden poner en un brete al PP de Mariano Rajoy en el intento de centrar su imagen y no aparecer como la derecha contraria a unos cambios sociales que, según el PSOE, sí responden a una demanda social.

Sin embargo, Zapatero no olvidó que esas iniciativas precisan amplios consensos, y apuntó que se aprobarán "en el proceso de diálogo que hay que tener con otras fuerzas políticas". Dejó así claro que no solo dependerá del PSOE, que carece de mayoría absoluta en el Congreso. Desde su partido otros, como Elena Valenciano, fueron más lejos. La secretaria del área de política internacional y cooperación, satisfecha con la resolución del congreso socialista que plantea constituir un grupo de expertos que analice la legislación más avanzada para adoptar una ley de plazos, señaló que la reforma de la ley del aborto se hará con o sin el acuerdo del PP.

En cambio, el presidente del PSOE, Manuel Chaves, insistió, en línea con Zapatero, en que el consenso debe primar en reformas como las del aborto y la muerte digna. "Son iniciativas que en muchos casos requieren cambios legislativos profundos, por lo que tendrán que pasar por las Cortes", recordó el presidente de la Junta andaluza.

EL PP ENTRA AL TRAPO En cualquier caso, si se abre la discusión ideológica con el PP, el PSOE ya habría conseguido su objetivo, al liderar el debate político y no centrar la legislatura solo en las medidas económicas a adoptar frente a la crisis. Rajoy entró ayer al trapo al denunciar que el cónclave socialista solo ha aportado "radicalidad a la vida pública española, obviando lo que importa a los españoles". Justo lo que quería oír Zapatero, quien se aprestó a responderle: "Algunos políticos confunden radicalidad con democracia, con cuestiones que muchos países europeos, con gobiernos de centroderecha, tienen solucionadas desde hace años", aseguró el presidente, recordando que en el congreso del PSOE también se habló de la economía.