Sin recurrir en ningún momento a alardes patrióticos o proclamas soberanistas, José Luis Rodríguez Zapatero concluyó ayer su visita de dos días a Melilla y Ceuta con un mensaje inequívoco de compromiso con las dos plazas norteafricanas. "Es un deber del Ejecutivo que todos los españoles tengan el mismo trato y sientan cerca a su Gobierno", manifestó el presidente en Ceuta, donde una multitud de ciudadanos se volcó en las calles para aclamar al primer mandatario español que los visitaba en los últimos 25 años.

Al igual que hiciera el día anterior en Melilla, Zapatero comunicó a las autoridades ceutís su disposición de colaborar en el desarrollo económico de la ciudad autónoma y en la lucha contra la inmigración ilegal. "Es una obligación de un Gobierno que se siente de todos, que mira a los ciudadanos más allá de sus posiciones políticas", dijo el jefe del Ejecutivo delante del presidente de Ceuta, Juan Jesús Vivas (PP), tras la reunión que mantuvieron en la sede del Gobierno local.

PARTIDA DOBLE Zapatero respondió así, por partida doble, a Marruecos, que el día anterior desempolvó sus reivindicaciones sobre Ceuta y Melilla, y al Partido Popular, que ha acusado al presidente de no defender con suficiente vigor la españolidad de las dos plazas. El jefe del Ejecutivo escenificó su compromiso con Ceuta anunciando una batería de medidas en materia de infraestructura, inmigración, educación y sanidad.

Zapatero defendió una inmigración "legal" y "ordenada", pero al mismo tiempo pidió comprensión y comprometió ayudas para paliar los problemas derivados de la inmigración ilegal, sobre todo los relativos a los menores que llegan a territorio español y no pueden ser repatriados. En ese sentido, anunció un aumento de los recursos para garantizar tanto la "seguridad" como la "dignidad" frente al fenómeno migratorio.

También aprovechó Zapatero su presencia en la ciudad autónoma para lanzar un mensaje de tolerancia entre las diferentes culturas, habida cuenta de que en Ceuta conviven importantes comunidades cristianas, musulmanes, judías e hindús.

El presidente reclamó que todos los ciudadanos sean tratados "con una mirada amplia, integradora y humanista" y afirmó que la igualdad es el "único camino que hace a los hombres libres". Zapatero insistió en la igualdad de derechos de las distintas comunidades, pero les recordó que deben hacer "el mismo esfuerzo de convivencia".