José Luis Rodríguez Zapatero quiere sobriedad y un discreto nivel político en el primer aniversario del 11-M. El Gobierno prevé conmemorar la masacre con una manifestación de silencio de tres minutos en todo el territorio nacional y la aprobación de una batería de ayudas a los damnificados por el terrorismo, aprovechando que la sesión habitual de los viernes del Consejo de Ministros coincidirá con el aniversario. Se baraja además organizar un discreto homenaje, con la presencia protocolaria mínima de representantes políticos y en el que las víctimas acaparen todo el protagonismo.

Las quejas de la Asociación de Víctimas del 11-M por la manipulación partidista de la tragedia, sumadas al clima de confrontación entre las organizaciones de damnificados por el terrorismo están obligando al Gobierno a preparar con tacto el primer aniversario del peor atentado terrorista en suelo europeo, que costó la vida a 192 personas.

CLUB DE EXDIRIGENTES En esa línea de discreción, Zapatero se ha abstenido de convocar desde el Ejecutivo cualquier acto de dimensión internacional el 11-M. Incluso, y en contra de lo que se especuló en un comienzo, ha evitado alentar la presencia masiva de líderes mundiales en un encuentro sobre democracia y terrorismo que celebrará en la capital española del 8 al 11 de marzo el Club de Madrid, que agrupa a medio centenar de exjefes de Estado y de Gobierno.

Concebido como una cumbre de mandatarios --se enviaron invitaciones a más de medio centenar de presidentes, incluido George Bush--, el encuentro verá mermadas sus ambiciones. El jefe del Ejecutivo se ha comprometido a inaugurar el evento y ha prestado sus buenos oficios para garantizar la presencia del secretario general de la ONU, Kofi Annan; el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso; el presidente de turno de la UE, el luxemburgués Jean Claude Joncker, y un "alto dignatario" árabe, según fuentes de la Moncloa.

"El presidente se tomó muy en serio la intervención de Pilar Manjón", señalaron las mismas fuentes, en referencia a la comparecencia de la entonces portavoz y hoy presidenta de la Asociación de Víctimas del 11-M ante la comisión de investigación parlamentaria de la matanza sobre el uso partidista del ataque.

El Gobierno considera que el mejor tributo a las víctimas sería una manifestación de silencio --se barajan tres minutos--, ya que es un tipo de acto en el que interviene toda la sociedad.

Las medidas se estudian en tres frentes: entre el comisionado de apoyo a las víctimas, Gregorio Peces-Barba, y las asociaciones; entre el PSOE y el PP, y en el seno del propio Gobierno. Una de las iniciativas, anunciada días atrás por Peces-Barba, es la creación de una oficina de atención a las víctimas en la Audiencia.