Las reformas de la Constitución y los estatutos de autonomía centrarán hoy la primera reunión en la Moncloa entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno socialista y el secretario general del PP estudiarán la posibilidad de alcanzar un gran pacto de Estado sobre el modelo territorial, según fuentes próximas a ambos dirigentes políticos.

En el palacio de la Moncloa, a las 11 horas, los líderes del PSOE y del PP escenificarán hoy el inicio de una nueva etapa política, tras los ocho años que el conservador José María Aznar estuvo al frente del Gobierno. La charla entre Zapatero y Rajoy estará plagada de sobreentendidos, pues llevan hablando de la España autonómica desde que se conocieron, en 1996. El hoy presidente era entonces el portavoz socialista en la comisión del Congreso ante la que el segundo, como ministro de Administraciones Públicas, comparecía para exponer la política territorial del Ejecutivo.

De hecho, en su encuentro de hoy, Rajoy y Zapatero no harán sino retomar la conversación de julio del año pasado en Madrid. El entonces vicepresidente invitó a comer al líder socialista, a quien ofreció un acuerdo para poner coto a las reformas estatutarias como las que planteaban los socialistas catalanes. Rajoy alegó que los dos grandes partidos estatales debían defender juntos el vigente modelo de Estado, pero Zapatero le replicó que, aunque el PSOE apostaba por el consenso territorial, también juzgaba necesario revisar algunos estatutos autonómicos tras más de dos décadas de vigencia.

ESTRATEGIAS DISPARES Ese pacto de Estado PP-PSOE, frustrado por la disparidad de estrategias en vísperas de las últimas elecciones catalanas y generales, podría empezar a forjarse a partir de hoy. Fuentes de la Moncloa avanzaron que Zapatero ofrecerá a Rajoy consensuar el alcance y el ritmo de los cambios institucionales que se acometan, desde la reforma constitucional hasta la de los estatutos.

Al requerir el apoyo de una mayoría parlamentaria cualificada --tres quintas partes de ambas cámaras--, la revisión de la Carta Magna --"concreta y limitada", en palabras de Zapatero-- no podría prosperar sin la complicidad del PSOE y del PP. Pero el presidente tampoco quiere retocar ningún estatuto sin contar con la principal fuerza de la oposición, y por ello ha puesto dos condiciones a cualquier reforma: que respete la Constitución y concite "un amplio consenso político y social". Es decir, que la avalen los populares.

Esta táctica de Zapatero oculta su propósito de usar de coartada al PP para neutralizar las reinvindicaciones territoriales más radicales. Justamente las que pueden plantear fuerzas como CiU o ERC a cambio de su apoyo parlamentario al Gobierno.

Rajoy, según fuentes de su entorno, acudirá a la Moncloa dispuesto a escuchar, pero también decidido a plantear muchas preguntas a su anfitrión. El líder del PP continúa rechazando las reformas constitucional y estatutaria, aunque acepta negociarlas con dos objetivos: rebajarlas tanto como sea posible y no transmitir al electorado la imagen de un partido inmovilista, que permanece aferrado al pasado.

UNANIMIDAD Para evitar privilegios y blindar la igualdad territorial, Rajoy condicionará la reforma del modelo de financiación autonómica a que se apruebe por unanimidad, como el vigente. Y también pretende que todas las reformas estatutarias se ajusten a un patrón unitario consensuado por el PSOE y el PP, según apuntaron fuentes del partido conservador. El líder popular no quiere que su partido arríe la bandera de la cohesión nacional que con tanto empeño enarboló Aznar, y por eso mismo suscitará ante Zapatero un debate territorial tan sensible como el del trasvase del Ebro, paralizado por el Ejecutivo socialista.