El cese de las hostilidades entre el Gobierno y el PP, decretado tras las elecciones del 9-M, se solemnizó ayer en la Moncloa con la más cordial de las diez entrevistas que José Luis Rodríguez Zapatero ha celebrado con Mariano Rajoy. Pero el presidente y el jefe de la oposición no se limitaron a enterrar la crispación de la última legislatura; como muestra de ello, también resucitaron el espíritu del pacto anti-ETA, aunque sin tantas alharacas como hace ocho años, cuando PSOE y PP lo firmaron para enojo de las fuerzas nacionalistas. El acuerdo para una tibia reforma judicial completó el catálogo de los pactos de Estado, que desplazan el campo de batalla al terreno económico.

Aplazado --por expreso deseo de Rajoy-- hasta que el PP dio por cerrada su crisis de liderazgo, el encuentro de ayer fue la culminación de al menos tres meses de discretos contactos. Trabajos preparatorios que permitieron que, pese a acabar siendo una de sus reuniones más breves --apenas duró dos horas--, Zapatero y Rajoy pudieran presentar una batería de acuerdos inimaginable hace un año.

LAS ESTRATEGIAS Como reconoció ayer el jefe del Ejecutivo, PSOE y PP abren una nueva etapa, más sosegada que la anterior, porque así lo decidieron los votantes. Pero también --y esto no lo admitieron ninguno de los dos-- porque a ambos líderes les conviene. A Zapatero, porque, fracasada la negociación con ETA, su apuesta por la acción policial para forzar a la banda a dejar la violencia precisa del concurso del PP para reforzar el mensaje de firmeza. Y también porque, el 9-M, el PSOE fagocitó en las urnas a sus socios de izquierdas, pero a costa de perder votos de centro que ahora pretende recuperar con una nueva política de alianzas y una mayor colaboración con el PP.

Rajoy también necesita demostrar a los suyos que el moderantismo que propugna, lejos de ser un cheque en blanco para el PSOE, da frutos para el PP. Réditos que pueden ayudarle a recomponer su diezmado liderazgo a fin de ser el candidato a la Moncloa en el 2012.

Partiendo de estas premisas, se entiende que los líderes socialista y popular presentaran como "pactos de Estado" un catálogo de principios y medidas que solo con más concreción merecerían tan altisonante nombre.

Sobre la lucha antiterrorista, Zapatero desgranó así los cinco "principios de entendimiento": "unidad democrática", "apoyo a las víctimas", "confianza" en la policía y la justicia; una "declaración política" para que ETA sepa que "su único destino es desistir de la violencia", que"jamás obtendrá sus objetivospolíticos"; y reforzamiento dela cooperación internacional.Criterios generales que podríanhaber suscrito duranteel alto el fuego. Pero que, asípresentados, transmiten aETA el nítido mensaje de que,al romper la tregua, perdiósu última oportunidad paranegociar el adiós a las armas.Para el presidente, la "unidadreforzada" de PSOE y PPfrente a ETA cobra especial valorporque se rompió durantetres años, pero también porqueasegura la cohesión antiterroristahagan lo que haganel resto de los partidos. Loque no impedirá que a partirdel lunes, cuando abra con JosepAntoni Duran (CiU) y JosuErkoreka (PNV) una ronda decontactos con los líderes parlamentarios,les ofrezca sumarsea este acuerdo.

COMUNICACIÓN / Con el PP,en todo caso, el Gobierno instituirácanales estables de comunicacióny compartirá tantola información de la luchaanti-ETA como las medidas aadoptar. Las dos primeras seconocieron ayer: una reformalegal para acabar con las placasen homenaje a los etarrasy otra, esta del Código Penal,para alejar al terrorista excarceladode sus víctimas y confiscarsu patrimonio hastaque las haya indemnizado.Además, Zapatero y Rajoyacordaron renovar en septiembretanto el Consejo Generaldel Poder Judicial comoel Tribunal Constitucional.