España se opone a que la fuerza de paz que la ONU prevé desplegar en el Líbano incluya entre sus tareas el desarme de Hizbulá. También quiere que se delimiten con nitidez y se restrinjan al máximo los supuestos para el uso de la fuerza que tendrá el contingente, con el doble fin de reducir el riesgo para las tropas y evitar la implicación en enfrentamientos que puedan verse desde el mundo musulmán como acciones al servicio de Israel.

El Gobierno trasladará estas posiciones al departamento de operaciones del organismo internacional, que en los próximos días acordará el esquema de la misión, a la que España prevé contribuir inicialmente con entre 700 y 800 militares.

La naturaleza de la misión, y muy en concreto si debe o no incluir el desarme de la milicia chií, es la "madre del cordero" del actual debate para la conformación del contigente multinacional, en palabras de una fuente socialista implicada en el diseño de la estrategia española.

MENSAJE AL MUNDO ARABE Según la citada fuente, José Luis Rodríguez Zapatero quiere garantizar por todos los medios al mundo árabe el mensaje de que la operación, en la que la UE asume el liderazgo militar en Oriente Próximo, no constituirá una "ocupación" ni estará al servicio de Israel y EEUU.

El portavoz socialista en la comisión de Defensa del Congreso, Jesús Cuadrado, sintetiza la posición española con estas palabras: "El sacrificio en la misión será enorme y por tanto hay que garantizar dos cosas fundamentales: que la misión tenga las ideas claras y que sea útil". Recuerda que en la UE viven 15 millones de musulmanes, a los que no les será indiferente el papel que la UE juegue en el conflicto.

El PP, por su parte, considera "inaceptable" la actitud del Gobierno y reclama a Zapatero enviar a los "terroristas" de Hizbulá el mensaje inequívoco de que el único futuro que tienen es su desarme y desaparición.