El plan financiero de la Generalitat catalana puede chocar en breve con una sólida muralla autonómica. En lugar de desacreditar la aspiración del tripartito de que Cataluña recaude todos los impuestos y devuelva la mitad al Estado, José Luis Rodríguez Zapatero retó ayer a Pasqual Maragall a debatirla de inmediato con las restantes autonomías en la conferencia de presidentes prevista para finales de junio. "Será un momento determinante", vaticinó el presidente.

Aun discrepando en el fondo y la forma de la propuesta de financiación presentada el jueves por la Generalitat, el jefe del Ejecutivo no quiere encabezar el pelotón de sus detractores. Para ahorrarse un enfrentamiento cruento con los socialistas catalanes y con sus socios de Esquerra e ICV, prefiere que sean las propias autonomías las que neutralicen unas demandas económicas que, por lo demás, de hacerse extensivas a todas las comunidades de régimen común, dejarían exhaustas las arcas del Estado.

AVANZAR LA DISCUSION En primera instancia el Gobierno apostó por remitir el debate a una futura reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), al que pertenecen los consejeros de Economía de las 17 comunidades. Pero ante la magnitud de esta controversia territorial, y tras constatar la tenacidad de la Generalitat en sus planteamientos, Zapatero ha optado por adelantar la discusión y suscitarla en la próxima conferencia de presidentes, en principio convocada exclusivamente para negociar un pacto de Estado sobre los recursos que se destinan a la sanidad pública.

Esta cumbre multilateral alumbrada el pasado otoño es, según expuso ayer Zapatero, el mejor foro para contraponer las posturas sobre financiación del Gobierno central y los ejecutivos autonómicos, dada "la máxima representatividad" de quienes acudirán al encuentro.

Basta con observar las ampollas que la propuesta catalana ha levantado en las comunidades gobernadas por PSOE y PP para presagiar qué respuesta recibirá Maragall si recoge el guante que ayer le lanzó Zapatero y expone sus postulados en la conferencia de presidentes. El rechazo unánime estará asegurado.

Al precipitar una discusión que hasta ahora no había juzgado urgente, Zapatero pretende además disuadir al Parlamento catalán de incluir en el futuro proyecto de Estatuto un modelo muy detallado de financiación catalana que condicione la posterior negociación con el resto de autonomías. De hecho, cuando ayer se le preguntó si aún sigue dispuesto a apoyar en el Congreso el texto estatutario que consensúen las fuerzas catalanas, Zapatero se cuidó muy mucho de ratificar el compromiso que en ese sentido adquirió hace año y medio.

Zapatero prefirió recordar los tres requisitos que a juicio del Gobierno debe cumplir la futura reforma del sistema de financiación: concitar un "acuerdo entre todos", "asegurar la suficiencia financiera" de las autonomías y respetar la "solidaridad".

NECESIDADES El presidente entiende que España "está en condiciones de satisfacer" todas las necesidades territoriales. Tanto las de las comunidades con mayor crecimiento económico y demográfico, que requieren más recursos para sufragar servicios públicos como la sanidad o la educación, como las de las autonomías menos desarrolladas, en las que el Estado debe invertir más en infraestructuras y nuevas tecnologías para que tengan la posibilidad de atraer la inversión empresarial.