Se acabaron las medias tintas. Consciente de que el PSOE afrontará las elecciones del 2012 con casi cuatro millones de parados (el propio Gobierno prevé para ese año una tasa del 17%, 1,8 puntos por debajo de la actual), José Luis Rodríguez Zapatero aprovechó ayer el comité federal del partido para guardar en el armario el traje del optimismo.

Aquella crisis que no existía hasta hace poco en el vocabulario del presidente fue calificada ayer por él mismo como una "dura crisis" producto de un "abrupto" traslado a la economía real del derrumbe del sistema financiero internacional. El paro, que se iba a frenar en primer instancia con el plan E de inversión municipal en obras, es ahora la tendencia "más difícil de invertir", un problema que no cambiará "de la noche a la mañana". Y tomar decisiones que puedan romper la paz social, como proponer que se amplíe la edad de la jubilación a los 67 años, es desde este momento un "lógico ejercicio de responsabilidad". En "épocas con dificultades", como concluyó Zapatero, "hay que elegir caminos difíciles".

Para valorar el nuevo rumbo del líder socialista en su viaje hacia la realidad solo queda conocer el alcance de la reforma laboral que aprobará el próximo viernes el Consejo de Ministros, aunque ayer confirmó que aquí no habrá choque con los sindicatos. Es decir, se descarta abaratar el despido y, en su lugar, se apostará por medidas intermedias como la reducción incentivada de la jornada laboral y favorecer la dualidad entre contratos temporales e indefinidos para acabar con la actual precariedad del mercado de trabajo, que Zapatero tildó ya de "casi estructural".

SIN MERMA DE DERECHOS Otro objetivo será el de estimular el empleo juvenil y el de las personas con menos formación que, tal y como reconoció, son dos de los colectivos más castigados por el paro. Y poca cosa más. "El axioma que dice que la prueba de la bondad de una reforma laboral es que se salde con una merma de los derechos de los trabajadores no es el nuestro. Esa es la reforma que no será", insistió. El secretario general del PSOE reclamó "firmeza y temple" a sus compañeros de partido para defender las reformas con las que el Gobierno ha iniciado el 2010.

La de las pensiones tuvo un capítulo destacado en su intervención tras el rechazo inicial que ha suscitado en los sindicatos y en el resto de partidos políticos. También fue el único punto en el que se escucharon voces discrepantes en el turno posterior de intervenciones. Zapatero dijo que la propuesta de aumentar dos años la edad de jubilación es "razonable" ante las perspectivas de un mayor envejecimiento de la población a medio y largo plazo. "Es positivo que en España se abra este debate, que también existe en el resto de Europa, y que, en nuestro caso, tiene como objetivo garantizar el mantenimiento del actual sistema público de pensiones", dijo. A diferencia de la reforma laboral, en la que primó la paz

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