José Luis Rodríguez Zapatero afirmó ayer que mantiene imperturbable su "optimismo", siempre acompañado de una buena dosis de "prudencia", sobre el fin del terrorismo, pese al plus de tensión entre el PP y el PSOE que ha aportado la carta de ETA. En una rueda de prensa conjunta con el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, el presidente del Gobierno relativizó la montaña rusa de crispación en la que viaja de forma permanente la política española, pues, según dijo, "afortunadamente" la disputa de ideas y proyectos no se sale del campo de las palabras.

Trató de no profundizar en las cuestiones de política interna para que el protagonismo de la jornada se lo llevara la Alianza de Civilizaciones, pero no logró plenamente su objetivo.

APUESTA RENOVADA Primero, no quiso hacer distinciones entre tipos de terrorismo: "Siempre mantendré una actitud prudente y de optimismo ante este combate con cualquier expresión de violencia o de terrorismo, se produzca donde se produzca". Después, explicó que la receta, sea cual sea el conflicto, no tiene por qué ser muy distinta: "Debemos derrotar a los violentos con la seguridad y la defensa, pero también con la iniciativa de las ideas y las palabras, para que aquellos que puedan tener la tentación de ponerse del lado de los violentos se pongan del lado de la paz". De sus palabras se dedujo una renovada apuesta por no confiar en exclusiva en las medidas policiales para acabar con ETA, sino por combinar esa vía con el diálogo.

No quiso ir más allá. Invitado a responder sobre si en España, visto el clima político, sería necesaria una adaptación peninsular de la Alianza de Civilizaciones, el presidente se excusó. "No es un día apropiado para la réplica ni para la contrarréplica políticas". Fue entonces cuando dijo que la disputa de "ideas y proyectos" entre PP y PSOE, pese a todo, "es la democracia". La implícita invitación de Zapatero a rebajar la tensión no fue correspondida por el causante del último incidente, Angel Acebes.

ALUSION A PERPIÑAN El número dos del PP, lejos de retractarse por la vinculación que estableció entre el proyecto de Estatuto catalán y ETA, emplazó al presidente del Gobierno y al líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, a explicar "qué pasó en Perpiñán", en referencia al encuentro que allí mantuvieron en enero del 2004 el dirigente republicano y militantes etarras. "¿Qué acordaron y sobre qué temas trataron?", preguntó Acebes.

El secretario general del PP fue conminado el sábado por el primer secretario del PSC, Josep Montilla, a pedir perdón a los catalanes por sus sonadas acusaciones. Ayer, Acebes no se disculpó. Aclaró a lo sumo que sus palabras no iban dirigidas contra el conjunto de los catalanes --"la inmensa mayoría han sido víctima y objetivo de ETA"-- sino exclusivamente al tripartito y, en especial, a Carod-Rovira, al que definió como "el socio de Zapatero" y el que "dialogó con ETA".

De hecho, Acebes trató incluso de abrir nuevos frentes de disputa con el Gobierno o, según se mire, de dar enfoques distintos a los ya existentes. En esa línea, el secretario general de los populares acusó al Ejecutivo español de realizar una "coacción partidista" sobre el gobernador del Banco de España, Jaime Caruana.

Este, para sorpresa del ministro de Economía, Pedro Solbes, opinó con tono crítico sobre la condonación de la deuda del PSC por parte de La Caixa. La "sorpresa" que Solbes dijo sentir fue tachada ayer por Acebes de "agresión". "Cualquier discrepancia que se haga, incluso desde órganos independientes como el Banco de España, no se puede tolerar" por parte del Gobierno, denunció el número dos de Mariano Rajoy.