José Luis Rodríguez Zapatero es consciente de que el debate del estado de la nación puede ser determinante para su inmediato futuro político, sabedor de que no cuenta con apoyos parlamentarios en el Congreso y de que el deterioro de la situación económica no se detendrá a corto plazo. Pero el presidente del Gobierno quiere tomarse las cosas con una relativa calma. Por ello no llegará al debate, que empezará el próximo martes, con una negociación previa con los grupos parlamentarios que le pudiera allanar el camino. Solo lo buscará tras el debate, después de comprobar el impacto en la opinión pública que haya podido tener su intervención, destinada a recuperar la confianza en el Ejecutivo.

Zapatero ha convocado para hoy un Consejo de Ministros extraordinario en el que se analizará el efecto de las distintas medidas económicas adoptadas, con el objeto de que el presidente del Gobierno anuncie otras nuevas en el transcurso del debate. Con el formato de la sesión parlamentaria, el Ejecutivo dispondrá de hasta cuatro días para negociar con el resto de grupos parlamentarios, una vez comprobada la incidencia social y el resultado del cara a cara entre Zapatero y Mariano Rajoy. Y es que la votación de todas las resoluciones que puedan presentar los grupos se votarán el 19 de mayo. El día anterior se acabará el plazo para las enmiendas transaccionales, las propuestas ya acordadas entre los grupos.