La fría relación hispanofrancesa que José Luis Rodríguez Zapatero heredó de José María Aznar ha dado paso definitivamente a una nueva fase de amistad --"tenemos una excelente relación con Francia", celebró el presidente del Gobierno--, cimentada en una batería de acuerdos y ninguna discrepancia en la cumbre que el jefe del Ejecutivo español celebró ayer en Barcelona con el primer ministro francés, Dominique de Villepin.

La cita, a la que asistieron por primera vez todos los presidentes de los gobiernos de regiones limítrofes con la frontera interestatal, venía precedida de un trabajo previo entre ambos gobiernos que ya garantizaba un giro con respecto a la etapa Aznar en materia de infraestructuras ferroviarias, de carretera y eléctricas, entre otras. El símbolo de la reencontrada amistad sería, en este sentido, la decisión de construir un hospital en Puigcerd (Girona), a un kilómetro de la frontera, para pacientes de ambos lados de ella. Pero la cumbre fue un poco más allá y Zapatero y Villepin salieron del encuentro con nuevos acuerdos bajo el brazo, entre los que destacó el propósito de crear una alianza hispano-francesa que defienda el 27 de octubre, en la reunión del Consejo Europeo que se celebrará en el Reino Unido, una "urgente respuesta" de la UE ante la cuestión de la inmigración.

LA VALLA DE MELILLA Presidente y primer ministro subrayaron la importancia de las políticas de cooperación económica con los países emisores de emigrantes "para incitar a quedarse a aquellos que quieren irse de su país", explicó Villepin, pero sobre todo clamaron por una más decidida acción de la UE para reforzar la seguridad de las fronteras. "La UE se ha de comprometer más de lo que hasta ahora se ha comprometido", reivindicó Zapatero. Fue a la vista de ese análisis coincidente que los gobiernos español y francés anunciaron ayer consolidar un frente común en la UE. De hecho, una de las cuestiones que más interesaban ayer a los medios de comunicación franceses era, precisamente, cualquier novedad en materia de inmigración, pues interpretaban que la valla de Melilla es también la frontera de Francia a la inmigración.

DEMANDA ETARRA El abrazo definitivo (en sentido figurado) entre Zapatero y Villepin se produjo ayer con la política antiterrorista como protagonista. El primer ministro francés fue preguntado sobre un supuesto mensaje enviado por ETA al Ejecutivo de París en el que, al parecer, la organización terrorista reclamaría a Francia una participación activa en el proceso de paz. La pregunta pretendía confirmar la existencia de tal aviso, pero también si la respuesta sería positiva.

"No podemos inmiscuirnos en un posible diálogo que se establezca entre España y estos movimientos", aclaró Villepin. Fue exhaustivo en calificativos a la hora de definir la "excelente" colaboración que España y Francia mantienen en materia de terrorismo. Pero aclaró: "Se trata de una cooperación antiterrorista y Francia no irá más allá de eso".

"ETERNO AGRADECIMIENTO" Zapatero agradeció el gesto y aprovechó la circunstancia para reiterar su respuesta en estos casos. El único final es la entrega de las armas por parte de ETA, la disolución y la renuncia a la violencia. Aprovechó también para expresar el "eterno agradecimiento" a las autoridades francesas por todas las detenciones realizadas durante los últimos años.