Psoriasis y artritis psoriásica. Dos enfermedades muy relacionadas entre sí que condicionan la vida de miles de extremeños y para las que no hay una cura total. Aunque ambas pueden aparecer de forma independiente, la realidad es que el 90% de las personas con artritis psoriásica han sufrido previamente psoriasis. Por ello se hace necesario un abordaje interdisciplinar del problema desde la dermatología y la reumatología, con la farmacia hospitalaria como telón de fondo y gran aliado.

Para saber más sobre la situación de ambas patologías en la región y conocer la relación que se produce entre especialistas y otros servicios como la farmacia hospitalaria, la compañía biofarmacéutica Celgene y el Periódico Extremadura organizaron una mesa de expertos que contó con la participación de expertos en dermatología, reumatología y farmacia hospitalaria de Extremadura.

En la hemeroteca de el Periódico Extremadura, rodeados de una colección de ejemplares que suma casi cien años de historia, se reunieron los doctores José García Torón, coordinador del servicio de reumatología del Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres; José Antonio Pérez Caballero, dermatólogo del Hospital Virgen de la Montaña; y Luis Carlos Fernández Lisón, jefe de Sección del Servicio de Farmacia Hospitalaria del Complejo Hospitalario de Cáceres. Voces autorizadas en la materia, todas concluyen que la calidad de vida del enfermo ha mejorado en los últimos años gracias a nuevos tratamientos y alienta la esperanza de un futuro mejor para ellos.

¿QUÉ ES LA PSORIASIS?. Es una enfermedad inflamatoria y autoinmune, de base genética, que padece aproximadamente el 2,3% de la población española según la principal asociación de pacientes con psoriasis de España, lo que significa que aproximadamente un millón de personas la sufre en España. El doctor José Antonio Pérez Caballero, explica que el componente emocional en ella es muy importante y que las lesiones condicionan mucho su vida social, laboral y de pareja. “Les genera inquietud y malestar a los pacientes porque es una atrofia muy visible. La enfermedad ahora se estudia como un ente complejo. Antes se consideraba que solo era una patología cutánea y estética. Hoy día se ve que tiene mucha relación con otras enfermedades como la artritis psoriásica, la enfermedad inflamatoria intestinal, con el hígado graso, hipertensión e hipercolesterolemia, entre otras. Gracias a ese abordaje interdisciplinar se han descubierto en los últimos diez años muchas ‘dianas terapéuticas’ y medicamentos nuevos que ayudan mucho en el manejo de la enfermedad, llegando a que los pacientes estén asintomáticos en algunos casos”, explica. En la psoriasis el estrés tiene un papel fundamental, junto con los tóxicos como el alcohol o el tabaco. La edad no es determinante y hay psoriásicos que debutan con unos meses y otros con ochenta años.

El doctor García Torón recuerda que, en sus comienzos, solamente había tratamientos tópicos para tratar la psoriasis. Explica que la enfermedad psoriásica tiene sus dominios: la afectación cutánea, la ungueal, y la articular. “Esta última ha pasado de ser algo anecdótico a convertirse en una patología con demostrada relación con la psoriasis, ya que en torno al 20-30% de estos pacientes acaban desarrollando artritis psoriásica”. También insiste que la psoriasis era para muchos pacientes algo vergonzante, que había tapar y que en la actualidad se la relaciona con muchas otras patologías. “Conocer mejor las enfermedades te posibilita tener una mejor actuación sobre ellas”, indica. Además, recuerda que en España padecen artritis psoriásica unas 200.000 personas. “Afortunadamente la innovación en los tratamientos ha conseguido que los pacientes estén mejor”, recalca.

La artritis psoriásica, continúa el coordinador del servicio de reumatología del San Pedro de Alcántara, es una “enfermedad peculiar, que empieza más despacio y de forma intermitente. Además, cada enfermo va de una manera y no hay un estándar de comportamiento. Lo que sí hemos descubierto es que cuanto antes actuemos menos deformidad tendremos. Hay que actuar precozmente para evitar un daño irreversible. El paciente tendrá dolor, calor, eritema en algunos casos, inflamación y limitación de la movilidad. El diagnóstico de una artritis psoriásica puede tardar incluso seis años”.

La psoriasis es una enfermedad autoinmune. Eso significa que es el propio organismo el que la desarrolla. El organismo tiene el sistema inmune desequilibrado. En una situación normal la piel se regenera en treinta días, pero en un paciente con psoriasis el plazo es de unos cuatro días, lo que genera acumulación de células en la capa exterior de la piel y se manifiesta en forma de escamas blanquecinas y descamación exagerada.

“Puedes tener un paciente con una psoriasis muy extensa y que no presente ninguna manifestación en sus articulaciones, y al revés. En pacientes con muy pocas evidencias de psoriasis puede desarrollarse daño articular. Por eso en ocasiones es muy difícil diagnosticarla pronto”, indica García Torón.

FáRMACOS. Luis Carlos Fernández Lisón, jefe del Servicio de Farmacia Hospitalaria del Complejo Hospitalario de Cáceres, explica que cada vez se ha afinado más en este sentido porque se ha buscado una diana más específica para una mayor efectividad de los tratamientos con menores efectos secundarios y toxicidad. “Con tanto arsenal terapéutico es más fácil hacer una medicina más personalizada. Esto lo que nos obliga a protocolizar bien los tratamientos, que tienen un coste elevado para el Sistema Nacional de Salud. Tenemos que lograr que el coste-efectividad sea el mejor. También hay que recordar que ningún tratamiento es inocuo y hay que llevar a cabo un seguimiento. En las terapias biológicas, como afectan al sistema inmunológico, hay que tener cuidado con las infecciones, por ejemplo”.

El dermatólogo Pérez Caballero explica que a nivel cutáneo lo primordial es proceder a una catalogación. La psoriasis es leve cuando afecta a menos del 5% de la superficie del cuerpo y en ese estadio se emplean tratamientos tópicos.

Cuando supone del 5 al 10% se la clasifica de moderada y para este nivel de gravedad se pueden emplear tratamientos sistémicos o nuevas pequeñas moléculas orales inhibidoras de la fosfodiesterasa PDE4 dirigidas al tratamiento de pacientes con una presentación moderada-grave de psoriasis y artritis psoriásica. En el caso de una psoriasis severa (más del 10%), se recurre a fármacos biológicos, como los anti-TNF o distintas Interlukinas, dirigidos a paliar las formas más graves de estas patologías, donde también se han producido recientes novedades terapéuticas.

“La psoriasis -continua Pérez Caballero- se caracteriza por una proliferación epidérmica. En los psoriásicos las células epidérmicas crecen más que en el resto de las personas por un proceso inflamatorio. Para frenar ese mecanismo se han diseñado estos nuevos medicamentos, que han mejorado la calidad de vida de los pacientes”.

IMPACTO SOCIAL Y EMOCIONAL. Según un estudio llevado a cabo por Acción Psoriasis (Análisis del impacto físico, emocional y socio-sanitario de la psoriasis), los síntomas como el dolor, el picor o la descamación afectan a la vida diaria del 75% de pacientes con psoriasis. Una de las consecuencias de la enfermedad produce en muchos de ellos falta de autoestima y tristeza, así como inseguridad en las relaciones y actividades sociales. El rechazo es otra preocupación de los pacientes con psoriasis, que afecta tanto a nivel social como laboral y sentimental en más de la mitad de ellos.

INTERDISCIPLINARIERAD. Además muchos pacientes están angustiados porque estas patologías se manifiestan en la piel, pero también en articulaciones, tendones, e incluso ojos. Por eso la intercomunicación entre dermatólogos y reumatólogos es tan importante. “A veces tenemos la suerte de estar en el mismo hospital o si no nos comunicamos por teléfono y tenemos una buena relación entre profesionales”, explica García Torón.

“De hecho los tratamientos se consensuan con el paciente. Nunca imponemos nada, porque así los resultados son mucho mejores”, explica García Torón. Añade que a los Fármacos Antirreumáticos Modificadores de la Enfermedad (FAME) los pacientes suelen tener mucho miedo. “Cuando se trata de tratamientos biológicos tenemos que ser honestos y sinceros y hablarles de los riesgos, que son pocos. Cuando se prescriben bien los fármacos, estos son muy eficaces y se consigue que el paciente blanquee un ochenta por ciento de su cuerpo en el caso de la psoriasis”, explica. Al respecto, Pérez Caballero señala que en ocasiones el tratamiento va bien pero se produce un empeoramiento y hay que cambiar de ‘diana terapéutica’. “Tenemos que dejar claro que no vamos a curar la psoriasis, pero vamos a procurar que esté limpio la mayor parte de su vida”.

Fernández Lisón advierte de que no siempre los pacientes cumplen a rajatabla con los tratamientos, por ello es preciso educarles e informarles sobre los beneficios de una correcta posología, que redunda en una mejora de los síntomas a largo plazo.

CONCLUSIONES. Como principales conclusiones hay que apuntar que el diagnóstico precoz es esencial para que estas patologías no se conviertan en un problema incapacitante para el paciente. Estos, gracias al ‘arsenal’ de nuevos fármacos pueden mejorar de forma significativa su sintomatología, lo que tiene indudables consecuencias a su vida diaria. Además, en Extremadura la coordinación entre los profesionales médicos que tienen que abordar el problema es máxima y con un buen diagnóstico se avanza en la mejora del manejo del paciente.