Los expertos apuntan a que la Política Agraria Comunitaria favorezca las prácticas agrarias sostenibles y a los agricultores y ganaderos que las practiquen. Los motivos son muchos: generan productos de calidad, benefician a la salud, protegen el medio ambiente, fijan carbono, lo que combate el cambio climático, y reconocen el trabajo de aquellos que producen bienestar.