"Esta sentencia supone matar al sector, no solo al del cangrejo, sino a la pesca en general. Para mi empresa supone el cierre y buscar otra forma de ganarnos la vida", asegura Rodrigo Fernández Rico, el principal empresario en torno al cangrejo rojo americano en Extremadura. Desde que se conoció la sentencia, a mediados de marzo, reconoce que vive con angustia e incertidumbre el futuro.

Gestiona desde hace 18 años dos de los cinco centros de compras que hay en la región, uno en Orellana, el más grande de Extremadura y otro en Montijo. De ambos dependen unos 15 trabajadores y una red de casi 300 personas que en los meses de captura de cangrejo llevan a sus instalaciones los cangrejos que capturan; también una red de transportes que los llevan a las plantas de Sevilla en las que se procesan.

Sus dos centrales de compras, junto con las otras tres que hay en la región, adquieren los cangrejos que recogen durante la temporada con las licencias que otorga la Junta de Extremadura para la captura del crustáceo con destino a la cadena alimentaria. Los cangrejos se trasladan a una fábrica donde se cuecen y se transforman en función del país de destino. Más del 80% se envía al extranjero, principalmente a países como Francia, Estados Unidos o Alemania.

Embalses

Los cangrejos se encuentran tanto en ríos como en aguas embalsadas, aunque la mayor parte de las autorizaciones que da la Junta son para aguas paradas, salvo alguna petición concreta. "Hay ocasiones en las que nos llaman porque hay una plaga. Si dejamos de capturarlos, no sé qué es lo que va a pasar", aventura.

Junto a los empleos directos que generan su empresa en los meses de actividad (15), hay unas 300 familias que se dedican a las capturas, de distintas poblaciones del entorno del embalse de Orellana, entre ellas Navalvillar de Pela, Gargáliga, Orellana la Vieja, Orellana de la Sierra, Campanario, Don Benito. Villanueva o Medellín.

El periodo de pesca de cangrejo se extiende entre mayo y octubre fundamentalmente, aunque la climatología puede retrasar hasta noviembre las capturas. En ese periodo solo en la zona de Orellana se pueden capturar entre 300 y 400 toneladas, un tercio del volumen total de cangrejos que se pescan cada año en Extremadura, en torno a mil toneladas. La facturación en la región puede rondar entre los 1,5 millones y los 2 millones dependiendo de precios y campañas.

Desde que a mediados de marzo el Supremo falló en contra del aprovechamiento de esta especie, este empresario busca la forma de salvar su principal modo de vida. "La decisión del Supremo es un golpe muy fuerte para esta zona porque además de los negocios que viven directamente de la pesca hay otros que tienen en el turismo de agua (principalmente por las competiciones de pesca) buena parte de sus ingresos", dice enumerando restaurantes, alojamientos, tiendas especializadas...

La Junta otorga cada año unas 200 licencias para la pesca del cangrejo rojo, con destino a la cadena alimentaria. Las licencias son principalmente para el embalse de Orellana, pero también para otras zonas de la región, fundamentalmente en la provincia de Badajoz. Este proceso administrativo, que otros años ya se había iniciado en estas fechas está por el momento en el aire a pesar de que la orden de vedas se publicó con las mismas condiciones que en años anteriores, eso sí, antes de la decisión judicial.

"Desde que comienza la temporada acudo a diario, de lunes a viernes", cuenta Sergio Ayuso, que hace cinco años encontró en la pesca del cangrejo "una salida" al desempleo al que la caída del sector de la construcción le abocó. Trabajaba como operario de maquinaria pesada y tras perder su trabajo invirtió algo de dinero ahorrado en comprar el material necesario para dedicarse a un recurso que conocía, la captura del cangrejo americano. "Si ahora esta actividad también se la cargan, habrá que buscar otra cosa, porque hay que comer todos los días", dice resignado.

La jornada comienza con el amanecer, sobre las 6.30 de la mañana. Hasta primera hora de la tarde está colocando las jaulas a lo largo de la zona delimitada en el embalse, a una profundidad de entre 10 y 12 metros. Por la tarde, la tarea principal es preparar los cebos que se colocarán al día siguiente de nuevo en las jaulas, tras sacar los cangrejos que han quedado atrapados en ellas en la jornada anterior. La actividad es continua en ese periodo, pero los beneficios son importantes: unos 6.000 euros "limpios" en esos dos o tres meses en un año bueno, y eso que la cantidad de producto puede fluctuar mucho. "Puedes encontrar con épocas en las que haces dos despesques y otras en las que en cada jaula no coges más de medio kilo", afirma el pescador.

Economía doméstica

La autorización de al Junta permite a Sergio y a otros que como él se dedican a la captura del cangrejo rojo hasta 200 jaulas. Eso y el resto de material necesario para esta actividad suponen un desembolso previo que ronda los 4.000 euros. "Varía más en función del tipo de barca que compres". Y cada jaula cuesta al menos cinco euros.

En todo caso el cangrejo forma parte de la economía doméstica de la zona. "Es lo que para muchos otros supone el campo, con la diferencia de que en el caso del cangrejo trabajas para ti y no estás sujeto a un jornal", dice Ayuso. "Y da más dinero que el campo", reconoce.