La Junta de Extremadura contará con 15 millones de euros adicionales hasta el 2020 para un nuevo Plan de Mejora de la Eficiencia Energética y para la Reducción de Emisiones de CO2 en Infraestructuras Educativas, procedentes de los fondos europeos Feder. Así lo anunció ayer el secretario general de la Consejería de Educación y Empleo, Rubén Rubio, en una comisión de la Asamblea de Extremadura, a preguntas del portavoz de Podemos, Álvaro Jaén.

Estos fondos se sumarán a los 140 millones del Plan de Infraestructuras Educativas, de los que ya hay comprometidos 26,5 millones en 2018, y permitirán actuar en materia energética en aquellos lugares donde este no está llegando ya.

La autorización comunitaria para usar los fondos Feder se ha conseguido el pasado mes de mayo, según Rubio, que ha dicho que para este año hay dos millones presupuestados.

De los 15 millones adicionales, diez se destinarán a los centros de Educación Infantil y de Primaria y cinco para Secundaria.

El plan se iniciará con un estudio de las necesidades de los centros educativos, para priorizar los que tengan peores resultados.

En la primera fase, se evaluará cómo está la envolvente térmica de los centros educativos y se incidirá en las carpinterías exteriores, los vidrios, las persianas, las cubiertas y en las fachadas.

Para el nuevo plan se ha dividido el territorio extremeño en 14 zonas y, para cada una de ellas, se va a contratar un estudio y una redacción de proyecto. Se están ultimando los pliegos de licitación y pronto podrá iniciarse el proceso.

críticas de podemos/ Jaén, por su parte, criticó el retraso en la ejecución de las dos partidas de un millón de euros cada una, presupuestadas para este año. El diputado de Podemos denunció que se haya vetado a su grupo una propuesta de ley para conseguir que se aclimaten los centros educativos con el fin de que los alumnos no pasen ni calor ni frío.

Rubio señaló que ya tienen datos del estudio que han hecho con datos de temperaturas de la Agencia Estatal de Meteorología en Mérida y Cáceres correspondientes a los años 2013, 2014, 2016 y 2016 -se ha dejado fuera el 2017 y 2018 por ser anormales-.

En concreto, se ha estudiado los días de mayo, junio, septiembre y octubre en que la temperatura exterior superaba de forma sostenida los 28 grados, es decir, la mitad de la jornada lectiva,

Los días en que la temperatura ha podido condicionar el «confort térmico» han sido de 5,25 días al año en Cáceres y 9 en Mérida, señaló. A la vista de estos datos a Rubio le parece más adecuadas las medidas que Educación ya puso en marcha el curso pasado, como la suspensión temporal de las clases, para afrontar esos picos y no el poner aire acondicionado.