El Instituto del Corcho, la Madera y el Carbón (Iprocor) se une a las universidades de Gerona, Valencia y Madrid para desarrollar una ambiciosa investigación para controlar la plaga del coroebus (culebra del corcho) en los alcornoques mediante métodos biológicos.

Según recoge la agencia Efe, esta investigación busca atraer a los ejemplares machos a partir de otros en cautividad, según detalla el director de Iprocor, Miguel Elena, quien aclara que el coroebus tiene una importancia "grande" en Extremadura. Según los últimos estudios, el 18 por ciento de las planchas de corcho están afectadas por su presencia esta temporada y, aunque no hay estudios contundentes, la impresión de los científicos es que ha habido un progreso de esta plaga.

Se trata de unos insectos que se desarrollan en la capa generatriz y las primeras capas de corcho durante su fase larvárea, produciendo unas galerías por las que se desplaza hasta que llegan a su fase adulta. Su presencia no hace "inutilizables" las planchas, pero generan una merma importante en su rendimiento tecnológico, por lo que no puede hablarse de una enfermedad, sino de unos animales que deben de ser disuadidos sin la presencia de componentes químicos.

El objetivo final de las investigaciones es sintetizar las hormonas que genera el coroebus en fase reproductiva, denominadas feromonas, para capturarlos antes de que fecunden en las cortezas de los alcornoques.

Una vez que los compuestos se conozcan, se colocarán en unas jaulas destinadas a la captura de los insectos en libertad, que serán atraídos por las feromonas, y se evitará su fecundación, sin necesidad de matarlos.

El responsable de Iprocor apunta que es una técnica especialmente complicada, en primer lugar, por la complejidad que implica capturar a los ejemplares, aunque, este año, se han conseguido varios en una fase "larvaria" avanzada, lo que permitirá disponer de individuos adultos esta temporada.

Los equipos que trabajan en estos momentos son laboratorios multidisciplinarios que intentan atacar el problema desde una visión "muy" amplia, ya que, en opinión de Elena, no se puede "aplicar la caricatura" de usar un insecticida y "cerrar los ojos" ante los perjuicios que generan en la naturaleza.

El director de Iprocor reitera que se trata de una especie que está en su hábitat y "lo único" que debe hacerse es luchar, desde el punto de vista biológico, contra su fecundación para limitar los daños que generan en el corcho.

La campaña de recogida del corcho, que ha llegado a su ecuador, prevé trabajar este año sobre una superficie de 30.000 hectáreas, una cifra menor que la de otros años, debido a que esta temporada hay menos parcelas en fase de recogida, algo que ocurre cada nueve años.