La situación de las alrededor de 15.000 hectáreas de regadíos dependientes del embalse de Rosarito es crítica. Este pantano está situado en la confluencia de las provincias de Toledo y Avila, pero de él se surten 2.000 agricultores cacereños, fundamentalmente tabaqueros. Tiene una capacidad de 82 hectómetros cúbicos, pero actualmente apenas si contiene cuatro (menos de un 5% de su potencial). Buena parte de este volumen de agua proviene del vertido de dos hectómetros cúbicos realizado la pasada semana por la Confederación Hidrográfica del Tajo en el embalse toledano de Navalcán, una medida que ha sido muy criticada por algunos colectivos de esta provincia, pero que desde confederación se asegura "que se produce cada año en función de las necesidades de los regadíos del Tiétar".

El desembalse llevado a cabo emplea como canal el curso natural del río Guadyerbas, que confluye en el Tiétar antes de que este alcance la presa de Rosarito. Navalcán se sitúa en una comarca, la de Campana de Oropesa, en la que el pasado verano han sufrido restricciones de agua unas 15.000 personas a causa del bajo caudal del Tiétar, lo que les obligó a abastecerse de este embalse y a recurrir al uso de cisternas. Por este motivo, la Plataforma en Defensa de los ríos Tajo y Alberche de Talavera de la Reina se ha opuesto al desembalse ya que, justifica, Navalcán es, "pese a su mala calidad, la única garantía" para el abastecimiento de los habitantes de esta comarca.

La escasez de agua en Rosarito es ya algo habitual, y las restricciones se efectúan durante todo el año, pero esta vez los problemas han sido mayores que en otras ocasiones. "Por encima del pantano, el cauce del Tiétar está seco, algo que no se había visto en los cincuenta años de historia de la presa", señala Francisco Ramón Jiménez, secretario de la Comunidad de Regantes de la Margen Izquierda del Pantano de Rosarito. El suministro de agua está cortado desde el pasado día 25 y los cuatro hectómetros cúbicos que quedan embalsados solo dan para una suelta más ya que uno y medio de ellos, explica Jiménez, "es embalse muerto , no se puede utilizar", ya que supondría el desecado total del pantano.

Alrededor de un 70% de las hectáreas cultivadas con agua de Rosarito son de tabaco --es la principal zona productora de la provincia--. El resto se divide entre maíz, tomate, frutales, pimiento y árboles maderables. De momento los agricultores se las arreglan tirando de las reservas que tienen en las charcas y balsas de sus fincas, "y regando, en vez de dos horas, una solo o media". En el caso del tabaco, todavía queda la mitad de la producción por cosechar. Jiménez asegura que, si la cosa no mejora, buena parte de esta cantidad --hasta un 30%, unos tres millones de kilos-- podría perderse. Además, su calidad también se va a resentir: "Entrará cerrado y acartonado en los secaderos, y saldrá de peor calidad".

Para Jiménez el principal problema está en la poca capacidad que tiene el embalse de Rosarito, "porque en invierno el Tiétar lleva mucha agua". En este sentido, el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, planteó en la Asamblea de Extremadura en febrero pasado varias medidas destinadas a garantizar el suministro a los regadíos del Tiétar y a prevenir avenidas: el recrecimiento de Rosarito, el trasvase del Tiétar hacia la presa de Navalcán y la construcción de las presas de Monteagudo, Arenas de San Pedro y la Garganta. Se trata de actuaciones contenidas en el Plan Hidrológico Nacional, pero que no se han acometido, y que Vara puso como condiciones previas para abordar el trasvase desde Valdecañas al Levante español.

Por su parte, desde la Confederación del Tajo se asegura que el desembalse de Navalcán es una medida contemplada en el Plan Especial de Alerta y Eventual Sequía de este organismo, "aprobado por la Junta de Gobierno con representantes de los municipios y comunidades autónomas que forman parte de la cuenca del Tajo.". Igualmente, se afirma que el agua que en estos momentos está embalsada en Navalcán --12 hectómetros cúbicos tras el vertido, un 35,2% de su capacidad--, es muy superior a las necesidades que existen en la zona para consumo humano.