Las prácticas agrícolas que favorecen la biodiversidad deben ser rentables si quieren extenderse entre agricultores y ganaderos. En este sentido, el apoyo a la comercialización de estos productos, apuntan los expertos, es básica. Entre otras medidas, la creación de sellos de calidad, la labor de concienciación de los consumidores y el fácil acceso a los productos favorecen su venta.