La amenaza llega a través de una campaña de envío de mensajes de texto a móviles que suplantan la identidad de Correos. El objetivo es redirigir a la víctima a una página falsa (‘phishing’) que simula ser la de esta entidad pública. Allí se procede a realizar un pago mínimo de un euro, introduciendo para ello datos tanto personales como de la tarjeta de crédito en un formulario.