El 5 de mayo de 1945 el Ejército norteamericano liberaba el último campo de exterminio nazi, en Mauthausen, que se había convertido en el campo de los españoles porque estos acabaron por representar más de la mitad de los presos retenidos entre sus alambradas. Más de 7.200 españoles fueron a parar allí (más de 14.000 a todos los campos de concentración nazi) y entre ellos había 274 extremeños.

Ayer se cumplieron 71 años del inicio del fin de una de las mayores vergüenzas de la Historia de la Humanidad y en ese aniversario distintos colectivos recordaron a todas las víctimas. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura (Armhex), homenajeó a todos los republicanos extremeños que estuvieron internados en los campos de exterminio nazis; cerca de 300. De ellos, 274 estuvieron en el campo de Mauthausen, pero otros 41 recalaron en los campos de Dachau (21), Buchenwald (10), Flossenbürg (6), Neuengamme (5), Sachsenhausen (5) y Ravensbrück (1).

Según los datos de la asociación 'Amical de Mauthausen y otros campos', 201 fallecieron en ellos. Los españoles perdieron la vida "de todas las formas imaginables", aunque la mayoría perecieron por un triángulo de amenazas integrado por hambre, trabajo esclavo y unas condiciones sanitarias deplorables que provocaban todo tipo de enfermedades.

Apátridas

Como el resto de los españoles, los extremeños deportados a los campos de concentración, 216 de la provincia de Badajoz y 56 de la provincia de Cáceres, fueron apresados por las tropas alemanas en Francia a partir de 1939.

"Fueron enviados con el beneplácito del régimen franquista que no protegió a sus conciudadanos", recuerda la el colectivo de la Memoria Histórica. De hecho, requeridos por las autoridades nazis para determinar el destino de los prisioneros, el Gobierno de Franco negó la condición de españoles de estos presos; de ahí que los republicanos de Mauthausen llevaran el triángulo azul de los apátridas, con una S --de Spanier (apátridas españoles)-- en el centro.

El drama que vivieron y el trágico final de la mayoría sigue ajeno a la "historia oficial", lamenta el colectivo, que considera que se ha hecho "poco" por parte de nuestras instituciones para visualizar en Extremadura a aquellas víctimas --presos y desaparecidos-- del horror nazi y denuncia que "muchas fueron asesinadas con la imprescindible colaboración del franquismo y de su representante ante Hitler, Serrano Suñer". De hecho, de todos los países implicados en la deportación, Francia fue el único que asumió su responsabilidad y en julio del 2004 emitió un decreto en el que reconoció los sufrimientos padecidos por las mujeres e hijos de aquellos que fueron víctimas de actos de barbarie en la II Guerra Mundial y ofreció para todos ellos una indemnización de 27.440 euros o renta mensual vitalicia de unos 500 euros para los hijos de los fallecidos en campos de concentración.

Ayer hubo de nuevo palabras de recuerdo, pero no actos de homenaje para las víctimas extremeñas de los campos de exterminio nazi. De hecho los homenajes han sido escasos. El Grupo Socialista del ayuntamiento en la localidad pacense de Garbayuela dio en 2008 los primeros pasos para el primer acto de reconocimiento a una de las 210 víctimas extremeñas en los campos nazis, Ciriaco Camacho Rayo, concejal socialista durante la Segunda República y muerto en el campo de concentración de Gussen en octubre de 1942.

En Garbayuela

"Porque este hombre fue una persona comprometida con su pueblo..., porque era padre de familia, una niña de 3 años y un niño de pocos meses..., por lo que esta familia sufrió sin saber qué había sido de su padre y marido durante más de 20 años, porque le quitaron la vida con sólo 22 años...", recogía la moción que fue aprobada por el pleno del ayuntamiento ese año.

En febrero del 2010, el Ayuntamiento de Garbayuela se convertía en la primera institución de la región que rendía homenaje a los extremeños confinados en los campos nazis con una placa en la fachada del consistorio en recuerdo de Ciriaco Camacho Rayo.