Los monjes paulinos de Cuacos de Yuste (Cáceres) es la única comunidad de vida de contemplativa integrada por hombres en Extremadura, frente a los 29 monasterios que acogen a monjas de clausura, cuyo número alcanza las 350 en el conjunto de las tres diócesis de la región.

A pesar de que "hay crisis" en el número de vocaciones por la vida contemplativa, en Extremadura se mantiene merced a la llegada de novicias procedentes de países latinoamericanos, africanos y de la India.

A modo de ejemplo, en la archidiócesis solo dos novicias son españolas, según ha informado a Efe el visitador de los monasterios de clausura de esta institución, Feliciano Correa.

En Cáceres ocurre algo similar. En el convento de las Jerónimas "hace al menos cinco años que no entra ninguna vocación" española, informó su abadesa, Jacinta, curiosamente oriunda de La India y que lleva más de 36 años en España. La actividad de este convento es extrapolable a la que tiene lugar en el resto de las 29 comunidades de clausura extremeñas, en las que sus religiosas dedican la mayor parte del día a la oración al rezo completo de la liturgia de las horas, el rosario o participar en la misa.

En su hora de recreo, las monjas dedican el tiempo a la costura y pueden hablar entre ellas con menos restricciones que durante el resto del día, ha explicado Jacinta, máxima responsable de 11 monjas, tres españolas.

A juicio de Correa, las monjas de clausura son "el pulmón de la Iglesia" con su "oración y vida escondida". En ocasiones, añadió, puede parecer "más difícil de entender" este tipo de vida que las vocaciones religiosas activas, pero son "necesarias".

AÑOS DE ENTREGA "Muchísimas han cumplido los 50 años de entrega a Dios, incluso alguna, creo recordar, va a hacer las bodas de diamante, 75 años", explicó el visitador. De hecho, hay conventos pacenses en los que la media de edad de sus miembros se sitúa en los 60 años.

Jacinta, de 56 años, ha relatado que su vocación empezó gracias a un sacerdote indio, ya mayor y destinado en Segovia, que durante sus viajes a su tierra natal explicaba a un grupo de jóvenes --entre las que estaba ella-- la vida de san Jerónimo, fundador de la orden.

El mayor sustento del convento que dirige y de otros muchos es la venta de una variada repostería y su acogimiento a la "divina providencia", señaló.

A estas 350 religiosas y los dos monjes de Cuacos de Yuste --ambos polacos-- que realizan vida contemplativa, se suman cerca de 870 religiosos consagrados de vida activa, todos ellos también con votos de pobreza, obediencia y castidad. Este último grupo dedica su actividad a la enseñanza, al ámbito parroquial y rural, o al cuidado de ancianos y enfermos.

El presidente en Cáceres de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Antonio Herrera, que ha dedicado más de 36 años a la enseñanza como franciscano en Córdoba y Cáceres, subraya que este organismo pretende "animar, servir y promover" la vida religiosa en las diócesis.

Todo este colectivo, entre personas de vida activa, contemplativa y miembros de institutos seculares, festejaron ayer la clausura del año dedicado a esta forma de vida, con distintos actos en las tres diócesis extremeñas.

AÑO VIDA CONSAGRADA En Cáceres, el cierre del Año de la Vida Consagrada se celebró en el Santuario de la Divina Misericordia, mientras que en Coria se hará el día 15 en la catedral. En Mérida-Badajoz ya fue.