El bono social supone un descuento del 25% del recibo de la luz, que aumenta hasta el 40% en el caso de los consumidores vulnerables severos. Los que estén en riesgo de exclusión social tendrán la factura gratuita. No obstante, esta rebaja será aplicable solo a un consumo mensual básico que se asignará a cada tipo de hogar: el exceso sobre esa cifra se pagará a un precio normal.