La crisis ha llevado a los pobres a ser más pobres y a incluir bajo esta acepción a nuevos perfiles de extremeños procedentes de la clase media, que ahora han dejado el estatus social a un lado. La recesión y la mala situación económica han acentuado así "dos Extremaduras", afirma Javier Segura, coordinador de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social de Extremadura (EAPN en sus siglas en inglés), cuyo último informe técnico revela que 412.000 extremeños están en situación de vulnerabilidad, casi el 40% del total.

Por un lado, explica Segura, está la Extremadura normalizada, que no rica: "La que incluye a la gente que mantiene su trabajo, que prácticamente no tiene deudas y, aunque también se ha ajustado el cinturón en cuanto a sus gastos, es capaz de afrontar su futuro con normalidad". Y por otro lado está la Extremadura vulnerable, como define Segura. En esta se encuentran las personas que entran y salen del mercado laboral con frecuencia, que tienen falta de ingresos regulares y dificultades para llegar a final de mes. Esto es lo que la organización EAPN llama desigualdad, un concepto que va más allá de la pobreza y la exclusión, y al que añade también la expulsión que atañe a las personas que en los últimos años han sido expulsadas de las empresas, del sistema de la dependencia e incluso del sistema sanitario, como es el caso de los inmigrantes aunque esto se ha corregido en Extremadura.

Estas situaciones son comunes para más de 412.000 extremeños, casi el 40% que, según el indicador europeo Arope (que mide aquellos que no superan el 60% de los ingresos medios, el empleo y la privación material de las personas), se encuentran en situación de vulnerabilidad. De estos, la mayoría, 387.333 extremeños o el 36% de la población total, están bajo el umbral de la pobreza y más de 15.000 sufren privación severa de materiales. Además, 75.147 tienen una baja intensidad de trabajo por hogar --relación entre el número de personas que trabajan y las que están en edad de trabajar--.

Sin embargo, la comparativa de estos datos correspondientes a 2012 con el informe de un año antes puede inducir a engaño. Lejos de aumentar las personas en situación riesgo de pobreza o exclusión, disminuye en más 40.000 extremeños. Ocurre lo mismo en el caso de la pobreza severa que pasa de los 54.000 afectados en 2011 a 15.000 en 2012. "Esto no quiere decir que se esté erradicando la pobreza, sino que todos somos más pobres en general. Uno de los factores que se mide para este indicador es la renta media de la población, una renta que está disminuyendo en los últimos años en la región y se acerca a los niveles de pobreza, por eso salen menos pobres de un año a otros, porque se está empobreciendo toda la clase media", explica Javier Segura.

Todos estos datos se extraen del informe --del pasado abril-- que la red contra la pobreza en Extremadura elabora anualmente como base para comprender la situación de las personas que atienden diariamente en algunas de las organizaciones que la integran y plantear sus planes y programas de acción. "Es el documento técnico con el que trabajamos. Detrás de un dato estadístico siempre hay personas", dice el coordinador. El documento no lo difunden, pero tampoco es privado. El perfil de la pobreza en la región es variopinto: mayores con pensiones bajas, menores bajo tutela pública, minorías étnicas, personas sin hogar, con discapacidad, afectadas por problemas de salud crónicos y adiciones, inmigrantes, personas con experiencias de fracaso escolar y mujeres del ámbito rural. Perfiles tradicionales a los que la crisis está sumando otros menos habituales: familias con rentas bajas e inestabilidad laboral, hogares sin empleo regular, familias monoparentales, jóvenes sin acceso a un primer empleo, desempleados de larga duración sin prestaciones, desahuciados por impagos hipotecarios y trabajadores no cualificados procedentes de sectores en plena crisis.