Entre 45.0000 y 50.000 pacenses, según fuentes de la policía local, acompañaron ayer a los Reyes Magos durante su paseo por la capital pacense. Puntuales, Melchor, Gaspar y Baltasar partieron de Entrepuentes a las seis y media de la tarde para recibir los aplausos y vítores del público que se agolpaba a lo largo de todo el recorrido, que se desarrolló sin incidentes.

La comitiva, formada por 30 carrozas y grupos con más de 300 figurantes y que repartió más de 3.000 kilos de caramelos, llegó a San Francisco unos minutos antes de la hora prevista. La amenaza de lluvia hizo que el cortejo real acelerase su paso y, aunque cuando solo faltaban unos metros para concluir el recorrido cayeron unas gotas, el cielo dio una tregua y ni los Reyes ni el público se mojaron.

Los protagonistas del desfile fueron Melchor (el concejal Celestino Rodolfo), Gaspar (el concejal Alberto Astorga) y Baltasar (el zapatero Jorge Mendoza), que este año, por primera vez, accedieron al templete de la música por separado. Desde que aparcaron sus carrozas hasta que subieron a saludar no pararon de dar besos, recoger cartas y hacerse fotografías con los cientos de niños que se agolpaban detrás de las vallas de seguridad para ver a su rey preferido.

Antes de que se dirigieran al público, cedieron la palabra a Daniel Pérez, de 8 años, que leyó el manifiesto de Unicef en nombre de "todos los niños de Badajoz". En esta ocasión, la oenegé quiso recordar a pequeños, mayores y a los propios Reyes que hay otros niños en el mundo que sufren las consecuencias o la enfermedad del sida.

El alcalde, Miguel Celdrán, en su intervención aseguró a los Magos que todos los niños de la ciudad eran merecedores de los regalos que habían pedido. Los Reyes, por su parte, pidieron a los niños que anoche se acostasen "pronto", que este año no vean tanto la televisión y que se acordasen de dejarles algo para tomar en la noche más larga del año para ellos.