Son poco más de medio millar de extremeños y han declarado haber percibido en el último año más de 139.000 euros, o lo que es lo mismo, más de diez veces el salario mínimo interprofesional. Hay 526 asalariados en Extremadura que constituyen la excepción a la ‘norma’ que establece el salario medio de la región como el más bajo del país y que en el año 2018 se quedó en 14.661, de nuevo en el suelo a nivel nacional, según los datos del informe del mercado de trabajo y pensiones publicado recientemente por la Agencia Tributaria, con los datos declarados en el último ejercicio, correspondientes al 2018.

En ellos se evidencia que los que más ganaron entonces, ganaron más que el año anterior, pero también que son cada vez menos, en una tendencia que no se ha detenido en la última década y con la que los que declaran retribuciones en la franja más alta han caído a la mitad en este periodo: el año pasado hubo 585 extremeños que declararon retribuciones que superaban en diez veces el salario mínimo, fijado entonces en 9.907 euros, y en el año 2008 hubo 1.789 extremeños que declararon haber percibido 104.897 euros de media, diez veces más que lo establecido en el salario mínimo para ese año (8.400 euros). La razón está relacionada con la propia inercia de la economía que concentra en menos manos cada vez los ingresos más altos. En el caso de estos salarios, los que estaban en la franja más baja, se han ido cayendo en los últimos años al umbral inmediatamente inferior por el incremento de los salarios más elevados.

En todo caso ese grupo supone poco mas del 0,1% de los 442.275 asalariados que hay en la región, según los datos de ese informe y el grueso de ellos se encuentran en tramos mucho más modestos.

De hecho, hay 165.000 extremeños que declararon salarios de entre 10.302 euros (el salario mínimo para ese año) y 25.000 euros (unas dos veces y media esa cantidad), según ese informe y más de 203.921 extremeños se quedaron por debajo de ese salario mínimo.

Esto último no significa que más de la mitad de los asalariados extremeños no hayan llegado en sus retribuciones a lo mínimo que se fija por ley. La cuestión es que la estadística mide las cantidades declaradas como rendimientos del trabajo, por lo que aquellos que se sitúan por debajo del salario mínimo no es que estén cobrando por debajo de ese umbral, sino que los ingresos solo se han producido durante una fracción del año (el resto del tiempo pueden haber tenido otros ingresos como prestaciones por desempleo o también pensiones, en el caso de las personas que se van jubilando a lo largo del año). Pero teniendo en cuenta que en el año 2018 se jubilaron 6.930 extremeños, según el registro de la Seguridad Social, la mayoría de los asalariados que no llegaron al mínimo en sus retribuciones lo hicieron como consecuencia de contrataciones eventuales. Entre ellos, dos tercios se quedaron por debajo de los 2.200 euros de media ese año.

«Es una particularidad de nuestro mercado de trabajo porque depende de actividades con una fuerte estacionalidad, como son el sector servicios, el comercio y la agricultura; lo que le hace ser un mercado muy deficiente», apunta Ricardo Salaya, secretario de formación y empleo de UGT. Y alerta de que esa estacionalidad se está «alimentando» en los últimos años desde las administraciones públicas a través de las contrataciones en áreas como educación o la sanidad. «Es un mal de nuestra economía que solo tiene solución a medio o largo plazo, de forma planificada y de la mano de la industria», señala el dirigente sindical.

En la misma línea se expresa el dirigente de CCOO, Alberto Franco, para quien la «precariedad y la temporalidad que definen al mercado de trabajo de la región» condicionan los resultados de este informe. «Tenemos una gran dependencia del sector primario y del campo, pero no hay industria, que es la que da estabilidad a los contratos», subraya.

IMPULSO DEL SALARIO MEDIO

Teniendo en cuenta el peso que el salario mínimo tiene en el mercado laboral extremeño, con una masa importante de trabajadores concentrada en esa franja, los progresivos incrementos del salario mínimo se han dejado notar en la media de las retribuciones declaradas. La del año pasado se elevó hasta los 14.651 euros, lo que suponen más de 550 euros respecto a la media del año 2017 (entonces la media se situó en 14.099). La previsión es que la subida del salario mínimo que entró en vigor el pasado mes de enero y que fijó en 12.600 euros anuales (en 14 pagas) también suponga un empujón importante al salario medio en la región en nuevos estudios..

Cierto es que esta estadística tiende a elevar el salario medio porque no incluye a las personas con retribuciones por debajo de las que marca la ley que se deben declarar y tampoco tiene en cuenta a los trabajadores que no tributan en Extremadura. Pero si se comparan los datos con los del resto de España, la conclusión es que el salario medio de la región sigue siendo el más bajo. De hecho, en el resto de franjas se mantiene la tendencia e incluso entre los que perciben los salarios más altos, lo hacen en Extremadura muy por debajo de las cifras del resto de España: los que superan en diez veces el salario mínimo ganaron 50.000 euros menos en 2018 en la región que la media española.

¿Y LA BRECHA?

Especialmente en los tramos más altos, la brecha de género también se pone de manifiesto. No solo porque en esos tramos la presencia de mujeres es mínima (hay 55 en la estadística de 2018 y 68 un año antes, frente al medio millar de hombres en cada caso) sino porque los ingresos que ellas declararon, aún estando dentro de la franja que supera diez veces el salario mínimo que se fija por ley, son más bajos que los de los hombres. En el caso del último año, la diferencia es de 15.000 euros anuales: ellas declararon una retribución de unos 124.000 euros en el 2018, frente a los 139.000 de media para los hombres.

En el resto de tramos, la situación mantiene la tendencia que dibuja el mercado laboral, es decir, que la brecha se reduce en los tramos más bajos de la lista, los que representan los salarios más ajustados al mínimo y por tanto los trabajos menos cualificados y también (en la configuración de esta estadística) y la mayor temporalidad. La horquilla se cierra en los tramos intermedios y se abre de forma notable en los tramos más elevados (con ingresos por encima de 60.000 euros) y aumentando a medida que aumentan los ingresos: ellas son menos y la media de sus salarios se queda por debajo de la de los hombres.

«Una parte es consecuencia de problemas heredados porque los grupos de mujeres de mayor edad tienen niveles educativos más bajos. Pero en los niveles intermedios se incorporan muchas mujeres, y son estas las que no logran llegar luego a los niveles más altos, copados por los hombres», interpreta Salaya. «Y eso no es un problema de pirámide demográfica, eso es un problema de machismo», concluye.