Un movimiento sísmico cuyo epicentro se localizó a 123 kilómetros de la costa portuguesa, en el cabo de San Vicente, se dejó notar ayer en la región, y provocó llamadas de alerta al centro 112, especialmente desde las localidades de Badajoz, Cáceres, Coria y Montijo, según informó el servicio de emergencias. Así, en la capital pacense la policía local registró una decena de llamadas de los vecinos, y el temblor se percibió claramente en la sede de la Comisaría de la policía nacional.

El terremoto, que alcanzó una magnitud de 5,3 grados en la escala de Richter, tuvo lugar hacia las 15.15 horas. Según el Instituto Geográfico Nacional, los efectos del temblor se notaron en las provincias de Sevilla, Huelva, Cáceres y Badajoz, y en cuatro poblaciones gallegas.

INTENSIDAD IV En tierras extremeñas, el movimiento sísmico se manifestó con una intensidad III, en la escala de doce grados que mide los efectos en cada zona. Esta intensidad se encuadra en el apartado de Débil , lo que quiere decir que es percibido dentro de algunos edificios por las vibraciones que ocasiona y porque los objetos colgados oscilan levemente, pero, como fue el caso, sin causar daños.

En todo caso, y según declaró a Europa Press el responsable de la red sísmica nacional, Emilio Carreño, el terremoto de ayer ha sido el más importante en la mitad occidental de la península en los últimos 40 años.

Carreño explicó que en marzo de 1964 se produjo un temblor algo mayor, que se notó en Madrid, aunque no causó daños de consideración.

Asimismo, el sismólogo manifestó que la zona donde se originó el seísmo, al suroeste de San Vicente, es un área que genera fenómenos de este tipo con cierta frecuencia, ya que ahí se produce una fricción entre las placas tectónicas euroasiática y africana. De este modo, Carreño declaró que "rara es la semana en la que no se produce alguno", y agregó que hace cinco días se detectó en el mismo lugar otro de 4,1 grados en la escala de Richter.