Unas 700 familias de Monterrubio de la Serena echan cuentas estos días para ver cómo van a pasar los próximos meses una vez que han perdido la práctica totalidad de la cosecha de olivar que se iniciará en apenas mes y medio. Son las que viven directamente del olivar. La granizada caída el pasado jueves ha dejado irrecuperable más del 70% de la aceituna en este municipio, un producto del que vive la mayoría de sus vecinos y que es su principal fuente de riqueza. Las primeras valoraciones apuntan a pérdidas de 3,6 a 5 millones, según organizaciones agrarias, aunque la Junta habla de "cuantiosos daños" que calibrará en los próximos días. Además, la tormenta provocó la muerte de ganado (unas veinte ovejas), ha ocasionado pérdidas importantes para la caza (bandas enteras de perdigones han aparecido muertos) y también para la dehesa, ya que ha acabado con gran parte de bellotas. "Aquí no hay ni pájaros ni nada", señaló ayer el alcalde del municipio, Antonio Blázquez. Se da la circunstancia además que apenas 13 olivareros tienen aseguradas sus cosechas, de las más de 2.000 hectáreas afectadas.

"Ha sido un desastre natural", insiste el alcalde de Monterrubio de la Serena, que recuerda que el consistorio ha pedido la declaración de zona catastrófica. "Esto es una ruina", lamenta Carolina Arévalo, una vecina con una gran explotación de olivos que se ha visto afectada. "Hablan del 90% de la aceituna perdida", comenta, mientras destaca que su explotación da trabajo a jornaleros durante dos meses de recogida de aceituna. "Esperamos que haya ayudas por parte de las autoridades, porque se necesitan", desea.

La familia Fernández Barata también es otra de las damnificadas por la granizada. Tiene cuatro fanegas de olivar y espera que se ofrezca ayuda para paliar las pérdidas, aunque en su caso tienen otra fuente de ingresos, ya que regenta una gasolinera.

Lo cierto es que "el gasto ya lo tienen hecho los agricultores", recuerda José Pino, gerente de la cooperativa La Unidad, que forma parte de la DOP Aceite de Monterrubio. Ayer mismo, destaca, los olivareros estaban "curando de cobre" para que la tuberculosis no afecte a los olivos.

Ante este situación, ayer visitó la zona el consejero de Agricultura, Juan María Vázquez, que indicó que el 60% del olivar está "seriamente afectado" y que el pedrisco ha provocado "cuantiosos daños". Sin embargo, reiteró que el bajo nivel de aseguramiento de las explotaciones impide que puedan dar ayudas directas, pero sí se están valorando apoyos para mejorar las instalaciones, cerramientos y caminos rurales, y para cooperativas.

Sin embargo, la organización agraria Apag Extremadura Asaja urge a Junta y ministerio ayudas para paliar los daños, que valora en 5 millones por la aceituna caída y la merma de calidad.