«Que nos ayude todo el mundo. Mi hermana tiene que aparecer». Son las primeras declaraciones públicas de Emilia Chavero, tras la desaparición de Manuela. Desde entonces, Emilia se ha convertido en el rostro más popular de Monesterio. Su vida ha experimentado un giro radical. «Seré una viejecita con bastón y seguiré buscando la verdad de lo que le ha sucedido a mi hermana», sostiene la perseverante Emilia, para quien el esclarecimiento y la aparición de Manuela se han convertido en su única razón de ser. Platós de televisión, estudios de radio, páginas de periódicos… La voz de Emilia recorre España con el único objetivo de que el caso de su hermana no caiga en el olvido. Recordarla es mantener viva su memoria; un empeño, en el que los allegados de Manoli, --como popularmente se la conoce en el pueblo--, no están solos. El municipio, con su ayuntamiento a la cabeza, se ha implicado directamente en esta prioridad, y dos años después de aquella fatídica fecha, la ciudadanía de Monesterio sigue preguntándose, con angustia y ansiedad, al igual que su familia, ¿Dónde está Manuela Chavero?

De 42 años, (ya debería haber cumplido los 44), pelo rizado color castaño, con mechas rubias; de complexión delgada y un metro sesenta de estatura. En el momento de su desaparición, Manuela podría vestir ropa cómoda, camiseta de tirantes blanca, con tiras azules y pantalón corto de pijama. Son los primeros datos aportados por la familia, para su búsqueda e identificación, tras la extraña desaparición de Manuela.

Ocurrió en la madrugada del día 4 al 5 de julio, de 2.016; entre las dos y las cuatro. Emilia ha narrado en innumerables ocasiones como se percataron de la desaparición de su hermana: Manuela había dado ropa de su hijo a Emilia, que reside en Sevilla, para cambiarla, porque le quedaba grande. Los familiares no recordaban la talla y la llamaron por teléfono. Manuela nunca lo cogió. A partir de ahí se producen otra serie de infructuosas llamadas telefónicas, y la decisión de entrar en su domicilio donde evidenciar su ausencia. La tele encendida, el teléfono móvil sobre la mesa, la cama abierta… son algunos de los detalles que alertaron definitivamente sobre la extraña desaparición de Manuela.

PRIMERAS MOVILIZACIONES // Monesterio se moviliza, y en los primeros cuatro días de la desaparición se realizan dos batidas para intentar localizarla. La localidad y las redes sociales se inundan con el retrato de Manuela. Coordinados por la Guardia Civil, centenares de vecinos recorren el perímetro trazado a través de una vasta red de caminos que confluyen con el casco urbano de la localidad. Las primeras batidas resultan infructuosas, tras las cuales se produce la primera gran manifestación de apoyo popular, con una multitudinaria concentración en la Plaza del Pueblo. Mientras tanto los operativos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no censan en su búsqueda por tierra, aire y agua.

Se cumple el primer mes de la desaparición de Manuela y se amplía el radio de exploración a localidades limítrofes. Las investigaciones policiales siguen su curso y la familia pide a la Guardia Civil que sea la Unidad Central Operativa (UCO) quien se haga cargo del caso. Reuniones con los investigadores, encuentros de coordinación y múltiples contactos con asociaciones de personas desaparecidas dan como resultado que el 15 de octubre de 2016, se realice una gran batida para la búsqueda de Manuela, en colaboración con Fundación Europea por las Personas Desaparecidas QSDglobal, liderada por el periodista Paco Lobatón. Más de 300 efectivos salieron al campo, en un despliegue nunca antes visto en la localidad, y recorrieron 27 kilómetros lineales de cauces de ríos, barrancos y el embalse de Tentudía. Dos meses después, con los indicios hallados en esta batida, se hace una segunda centrada en parte del cauce fluvial del río Culebrín.

SOSPECHOSOS // Los detalles de la investigación se desconocen. El juez encargado del caso decreta el secreto de sumario, y los cuerpos policiales no cesan en su tarea; pero, ante la publicación en determinados medios de comunicación sobre la posibilidad de novedades en el caso, la Delegación de Gobierno, revela que «se investiga a cuatro o cinco sospechosos y varias hipótesis», a las que los investigadores «dan la misma importancia». La búsqueda de pruebas, incluso llevó a los investigadores hasta un joven de la localidad al que llegaron a inspeccionar sus coches. Su participación quedó descartada.

El recuerdo de Manuela ha seguido vivo entre la sociedad local desde el primer minuto de su desaparición. Lazos verdes inundan cada balcón, cada escaparate, cada casa del pueblo. Su recuerdo se hace presente en cada acto institucional, deportivo o lúdico que se celebra en el municipio. Y como recuerdo constante, la gran fotografía de Manuela a las puertas del templo parroquial, en la Plaza del Pueblo. Dos años después, el caso sigue bajo secreto de sumario y lo único constatable es el interrogante de saber ¿Qué pasó, donde está Manuela Chavero?

Si alguna conclusión positiva se puede extraer de este triste acontecimiento ha sido la constatación, por parte de las instituciones, de la necesidad de ayuda y acompañamiento para que las familias de quienes atraviesan por esta situación no se sientan solas. La pertinaz voz de los familiares de Manuela Chavero y el eco de las concentraciones ciudadanas, han conseguido que instituciones como el Ayuntamiento de Monesterio, se adhiera a los ‘Municipios Sensibles a Personas Desaparecidas’; o que la Asamblea de Extremadura reivindique el recuerdo de los desaparecidos extremeños, con un minuto de silencio, los días 9 de cada mes, a las puertas de la Cámara (gesto por el cual ha sido galardonada con el premio a la mejor acción institucional por parte de la Fundación Europea por las Personas Desaparecidas). Pero también, la firma de un convenio de colaboración con la Fempex, para agilizar la búsqueda de los extremeños desaparecidos, y que la respuesta ante casos similares sea inmediata.