En la bandeja de entrada del correo acostumbra a recibir mensajes cariñosos de Miley Cyrus. Es una fanática de los diseños de María Ke Fisherman. Y no es la única. Katy Perry, Lindsay Lohan y Lady Gaga no ocultan su orgullo al lucir en sus redes sociales los diseños de la marca fundada por la extremeña de Villafranca de los Barros María Lemus y el madrileño Víctor Alonso. Después de alzarse con el premio revelación de Vogue, el más prestigioso de la moda a nivel nacional, los dos jóvenes diseñadores viajaron a Nueva York a presentar sus últimas colecciones. Esta semana han sumado un galardón más a su estantería. El Premio Nacional de Moda, que recogieron a manos de la reina Letizia. EL PERIODICO EXTREMADURA charla con María Lemus sobre sus inquietudes, sus conceptos, su pasado, su presente y su futuro más que prometedor.

--¿Qué impresiones guarda días después de recibir el Premio Nacional de Moda?

--Este premio me recordó un poco al momento en el que nos premiaron en Vogue. Fue muy diferente porque el otro era algo que no esperábamos. Vogue es bastante conservador y nosotros éramos los más radicales. Y al final, trece de catorce jurado nos votaron. Y fue algo impresionante. El premio iba más enfocado a lo que es el diseño. Este premio ha venido después de haber desfilado fuera, gracias a todas a esas cosas. Me parece muy importante tenerlo porque es un premio más enfocado a la empresa. Acostumbramos a tener más acogida fuera que dentro, pero este premio reconoce el esfuerzo.

--En el mundo del diseño suele cumplirse ese patrón hereditario de familiares dedicados a la moda, ¿en su caso se cumple?

--Mi madre fue modista. Ella estaba muy metida en este mundo. Era una apasionada de las labores artesanales. Yo fui la pequeña de cinco hermanos. La que más acompañé a mi madre a todas las cosas que iba haciendo. Siempre dije que iba a ser diseñadora. Pero bueno, eso es lo que se dice siempre de pequeña.

--¿Entonces siempre supo que quería dedicarse al diseño?

--No. Cuando salí del colegio no tenía claro que hacer. Eso sí, tenía siempre claras cosas que no eran normales para mi edad como pedir algo de ropa con cuatro o cinco años y saber cómo quieres exactamente el vestido. Que te lo hicieran. Y no ponértelo jamás porque no te gustaba. Estudié ADE y lo dejé en un año. No me gustaba. Me metí en Educación Infantil, no me volvía loca, pero si me gustaba. Luego vi Diseño de moda, eran tres años y me puse a ello. En la escuela empecé a notar que mi trabajo no era como el de los demás, ni mejor ni peor, simplemente veía que tenía una identidad más definida. Cuando preparaba la tesis conocí a Víctor y nació el proyecto. Tenía claro que quería hacer cosas para mí, no para otra persona.

--Es cierto que normalmente la máxima aspiración suele ser trabajar con los grandes.

--Claro. Tengo que reconocer que es lo que me encantaría ahora, pero en ese momento no se me pasaba por la cabeza.

--De hecho, su atuendo a la hora de recoger el premio generó cierta controversia. La Reina Letizia aplaudió su gorra, pero otros criticaron su exceso en cuanto al protocolo, ¿cuál fue la reacción de su familia y su círculo?

--Mi familia estaba encantada. De hecho, antes de ir al acto hablé con mis padres y les dije: no me voy a quitar la gorra porque hace mucho calor. Y me dijeron que no lo hiciera. La gente piensa que he estado días decidiendo si llevaba la gorra o no, pero es algo que decidí ese mismo día. En la sala de espera le preguntaba a Víctor. Y Víctor también me dijo que no. Me quedo con el comentario de la reina. Ella me dijo: "Tienes un estilazo". Eso es precisamente la moda. Haz lo que quieras.

--¿La moda es decir adiós al protocolo social entonces?

--Es una tontería. Si estas personas son lo más estricto y riguroso del mundo y lo ven como algo guay y normal... ¿Darle la importancia que le han dado? Es una gorra.

--El protocolo es historia para Maria Ke Fisherman hasta en la confección de las prendas. Es paradójico que las prendas que usa Miley Cyrus se cosan en un convento de clausura.

--Una parte muy importante de nuestras colecciones es el punto. Cosemos nuestras prendas en Extremadura y en un convento de clausura de Huelva. Lo del convento es una historia preciosa. Es irónico que las prendas las hagan monjas y se lo ponga Miley como se las pone, pero curiosamente a ellas no les importa hacer esto. Me emociono cuando veo una prenda tan moderna elaborada con una técnica tan tradicional. Todo comenzó cuando nos encargaron una colección para Opening Ceremony. Era un pedido de 250 prendas de ganchillo que teníamos que entregar en un mes y medio. Pasaban los días y veíamos que no llegábamos asi que buscamos talleres y nos enteramos de que llegaban a un pueblo de Huelva unas monjas el día de Navidad a un monasterio de clausura. Allí que nos fuimos, les hicimos la propuesta y aceptaron.

--Y entre tanta colección disruptiva, ¿dónde nace la inspiración?

--Pues es difícil. Lo primero es buscar un concepto para que todo tenga una coherencia. Siempre aparece de manera diferente. Pasas muchas horas delante del papel y sale en el momento en el que sale. A lo mejor cuando vas a un bar o durante un sueño que luego recuerdas.

--¿Dónde ve a Maria Ke Fisherman dentro de diez años?

--No lo sé. Lo que pasa es que las metas que nos habíamos propuesto a largo plazo ya las hemos conseguido como desfilar en Nueva York. Por mi parte, espero que con un equipo más grande, que nos hace falta.