Ana Fernández, una madre de Badajoz de 49 años (aunque no aparente, para nada, su edad) con un hijo que hoy cumple 22 y otro de 5, le pone voz y cara a uno de los sectores de la población más afectados por el desempleo. Ella perdió su trabajo en 2009 y desde entonces no ha vuelto a tener ninguna oferta para regresar al mercado laboral. Es lo que se conoce oficialmente como una parada de muy larga duración.

"Yo trabajaba de interina en el hospital, era administrativa. Estuve muchos años así, pero llegaron los recortes y nos echaron. Además no quitaron la antigüedad, de manera que se convirtió en imposible que me volvieron a llamar de la bolsa", relata.

Asegura que ser madre y haber pasado la barrera de los 45 son grandes hándicaps para salir del paro: "A las mujeres nos pesa mucho más la edad que a los hombres y, a partir de los 45, estamos en tierra de nadie". Y añade: "Nunca me han llamado para nada porque buscan a gente joven y con poco currículum, pero es que una madre tampoco puede trabajar para ganar 200 o 300 euros con un trabajo precario".

Ella estuvo dos años cobrando el paro, luego el subsidio, y luego gracias a su pareja, dice, puede permitirse intentar ser emprendedora. Retomó los estudios y acaba de terminar Educación Infantil. Su idea es montar algún negocio relacionado con la materia. "Pero yo quiero formar una cooperativa para cotizar y este sistema está pensado sólo para que seas autónoma y para cualquier otra opción sólo encuentras obstáculos".

"Si mi pareja no estuviera trabajando, me tendría que haber ido a vivir con mi madre o pedir comida en Cáritas", asegura. Y recuerda que tuvo que vender su vivienda porque no pudo seguir haciendo frente a la hipoteca. Ahora vive en una casa que pertenece a un familiar.