Las abundantes lluvias caídas el pasado invierno y en primavera garantizan a los agricultores extremeños y a la agroindustria no solo la campaña de riego de este año, sino también las próximas cuatro, "si se hace una buena gestión del agua". Así lo manifiesta el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG), Eduardo Alvarado, quien realizar el balance del último año hidrológico en la cuenca, que califica como "extremadamente de contrastes al pasar del blanco y negro al color", en relación a que deja atrás una "sequedad extrema" a una situación de "normalidad".

De hecho, señala que en diciembre pasado la cuenta a su paso por Extremadura alcanzó un mínimo de agua embalsada de 2.135 hectómetros cúbicos, y meses después se superaron los 7.200. Además, respecto a las aguas subterráneas, indica que hace un año había 12 hectáreas encharcadas en las Tablas de Daimiel y ahora hay 1.000.

Alvarado comenta que está "completamente convencido" de que ahora que hay agua de sobra "no se va a derrochar en el campo" porque los agricultores "tienen voluntad de gestionar bien el agua y saben que tienen que utilizar la menor cantidad de agua porque les cuesta menos dinero y les da seguridad para próximos años", una situación que sabrán manejar también las empresas agroindustriales y reitera que la modernización de los regadíos ha ayudado a una mejor gestión del agua.

El presidente de la CHG recuerda que hace un año la situación de los embalses de la cuenca era de una "situación de prolongada sequía de cinco años", con los pantanos al 36,5% de su capacidad y un déficit de agua de 3.000 hectómetros cúbicos. Incluso "se iban a tener que restringir los riegos entre el 20% y el 25% de la superficie de riego". Sin embargo, todo cambió debido a un otoño y una primavera con abundantes lluvias, y que provocó que 25 embalses tuvieran que soltar agua, todos salvo el de La Serena y el de Alange. Tal es así, que en la actualidad los embalses de toda la cuenca están al 78% de capacidad, "con unos recursos de aguas superficiales extremadamente importantes".

En este sentido, desvela que el propio presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, le llamó "muchas veces y a horas muy diversas" interesándose por cómo iban las cosas durante esa sequía persistente, algo que también hizo el presidente castellano manchego, José María Barreda, ya que la cuenca de la CHG también abarca parte de este territorio y también de Andalucía.

Por ello, manifesta que el objetivo de cara a los próximos meses es "gestionar el enorme volumen de agua y seguir recuperando el agua subterráneas", cuyo déficit ha pasado a estar por debajo de 2.000 hectómetros cúbicos, mil menos que hace un año. Sobre este asunto, reveló que las aguas subterráneas de la CHG, en una situación normal, tienen 30.000 hectómetros cúbicos, tres veces más que toda el agua que pueden embalsar todos los pantanos de la cuenca juntos.