Hasta 240 millones de facturación anual, cerca de 300 empleados, más de 40 cooperativas de base socias y una quincena de industrias. Llegó a ser elegida como modelo de cooperativismo agrario europeo. Eso fue en su día Acorex (Agrupación de Cooperativas de Regadío de Extremadura). Hoy, el que fuera el mayor grupo agrolimentario de Extremadura, creado en 1985 por cinco socios, está al borde de su liquidación. Y la sentencia final se dictará el próximo miércoles. Ese día, 11 de enero, está fijada la junta de acreedores -en el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Badajoz- que decidirá si Acorex tiene una segunda oportunidad o entra en fase de liquidación. De momento, sigue reinando el optimismo entre el consejo rector, que aún desconoce cuál será el desenlace. «Hay acreedores que ya nos han dicho que sí aceptarán el convenio, otros que se abstendrán y otros que votarán en contra, pero otros muchos todavía no se han pronunciado», explica Manuel Ortega, presidente del Consejo Rector de Acorex.

LOS CONTACTOS / Durante la semana pasada, los responsables del grupo cooperativo mantuvieron contacto telefónico con buena parte de los acreedores (Avante, bancos, proveedores, las propias cooperativas y hasta AN y Dcoop) para conocer sus intenciones y aunque de momento no hay una decisión clara todavía por parte de muchos, desde el consejo rector se muestran esperanzados. «Esperamos que se cumplan nuestros objetivos y creemos que podemos conseguir que el convenio salga adelante, lo tenemos al alcance de la mano y vemos que hay posibilidades», añade Ortega. Los sondeos realizados hasta la semana pasada apuntan a que «podemos conseguirlo, si la gente hace finalmente lo que dice, estamos ahí».

Sí se sabe ya que la empresa pública Avante, a la que Acorex le debe más de 16 millones, votará a favor de la continuidad y hay un grupo de cooperativas que también están dispuestas. Los acreedores deben aceptar alguna de las fórmulas planteadas en la propuesta de convenio: una quita del 95% o del 85% y una tercera opción que no tiene quita pero tras diez años la deuda se convertiría en préstamo subordinado. Solo de esta manera Acorex podría tener continuidad.

Los acreedores tienen dos formas de votar el convenio planteado por Acorex: pueden personarse el día 11 en el juzgado y emitir su voto o bien anticiparse y adherirse al convenio en cualquier notaría, una fórmula que pocos han escogido por el momento.

En cualquier caso, el grupo extremeño necesita al menos lograr el voto favorable de un mínimo de acreedores que concentren el 65% de la deuda ordinaria, que asciende a 57 millones (menos en la práctica tras descontar los avales de algunas de las industrias de las que ya se ha desprendido). Cada acreedor tiene un peso relativo en la votación en función del dinero adeudado, pero es vital alcanzar ese 65%. Si esa situación no se alcanza el miércoles, un día después Acorex entrará en fase de liquidación. El consejo rector cesará y será entonces el administrador concursal (Price Waterhouse Cooper) el que gestionará el 100% de Acorex e intentará vender lo mejor posible todos sus activos para liquidar a los acreedores. Esto supondría la desaparición total de Acorex.

LA NUEVA ACOREX / Por otro lado, si el miércoles los principales acreedores dan el visto bueno al convenio y se alcanza ese 65% necesario Acorex no morirá. «Cambiará el consejo rector, habrá nuevos estatutos y un nuevo Acorex que podrá seguir llamándose así o no, pero la agrupación de cooperativas seguirá viva», explica Ortega.

Hay unas quince cooperativas extremeñas que quieren seguir perteneciendo a este grupo.

Lo que está claro, añade, es que no se repetirán errores del pasado ni se parecería en nada a la anterior. «Al día siguiente de la junta empezaríamos a trabajar en un nuevo Acorex, queremos funcionar con secciones independientes, no como hasta ahora, y centrarnos en lo que sabemos hacer bien, como central de compras y ventas haciendo de intermediarios con nuestros socios y proveedores para facilitar las mercancías que nos soliciten y vender nuestros productos. Eso sí lo hacíamos muy bien y sin riesgos, pero ya no tendríamos industrias que han sido uno de los principales lastres que nos han llevado a esta situación por sus grandes pérdidas», apunta.

Todo esto requiere unos nuevos estatutos y un nuevo consejo rector que decidiría sus socias, las quince cooperativas que en principio quieren seguir agrupadas en esta nueva oportunidad que aún tiene Acorex. En su nueva vida, si la tiene, se integraría con el grupo cooperativo andaluz Dcoop, una pieza clave en la solución planteada para salir de la encrucijada de la que fuera la mayor industria agroalimentaria de Extremadura.