La adquisición el pasado mes de abril de tres perros pastor belga malinois por parte de la Junta para la detección de cebos envenenados en el campo, y cuyo coste ascendió a 12.900 euros, suscitó ayer las críticas del PP, cuya portavoz, Virginia Alberdi, calificó la compra de "derroche ridículo".

Los animales los adquirió la Consejería de Medio Ambiente, que dirigía José Luis Navarro, a través de la sociedad pública Fomento de la Naturaleza y el Medio Ambiente.

La decisión de comprar esos animales se llevó a cabo a instancias de la Comisión de Seguimiento de Ecotoxicología de Extremadura, en la que están representados el Seprona, las dos fiscalías ambientales, el sector cinegético y la Uex ante la proliferación de cebos envenenados, que acaban con decenas de animales, algunos de especies protegidas o en peligro de extinción.

La Junta dio a conocer la adquisición de los tres perros y difundió el pasado 27 de abril una nota adjuntando una imagen de los mismos y asegurando que en el 2010 resultaron envenenados 48 animales en 18 zonas, entre ellos buitres leonados, buitres negros, alimoches, milanos reales o gatos monteses.

Ayer el PP reaccionó ante esa compra y la calificó de dispendio, tanto porque no se da utilidad a los animales (según el Gobierno regional están en un centro especializado de Sierra de Fuentes), como "porque con 12.900 euros puede comer un año una familia en paro".

Señaló también que la compra de los animales y el contrato de su adiestramiento solo "tendría lógica si se tratara de la Consejería de Agricultura o del cuerpo de bomberos" además de poner en duda la forma de contratarlos: la empresa GPEx. El nuevo responsable de esa sociedad, Oscar García Rioboó, aseguró ayer a través de una nota que la adquisición fue "conforme" en sus trámites y que la factura será pagada, si bien señala que la compra no tiene soporte "a priori, en ningún convenio o encomienda firmado entre GPEx y la Junta". Fuentes del anterior Ejecutivo autonómico señalaron que la razón por la cual GPEx se hizo cargo de la factura fue porque, entre el momento en que se decidió la compra de los perros y el momento de comprarlos, GPEx absorbió a la sociedad pública Fomento de la Naturaleza y el Medio Ambiente y estaba obligada a correr con las obligaciones que tuviera.