La Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex) rechaza el nuevo convenio del campo , que deberá arrancar tras el verano, para trabajar en un nuevo convenio «moderno, que parta desde cero y se adapte a las circunstancias actual», defiende Miguel Ángel Gómez, gerente del colectivo.

Afruex ya había mostrado sus discrepancias con la mesa de negociación y de hecho recurrió ante el TSJEx su composición en el convenio anterior, porque entienden que obvia a los responsables del 80% de la mano de obra del campo en la actualidad, las grandes centrales de fruta. El proceso debería haberse resuelto ya, pero quedó paralizado por el estado de alarma y Afruex ampliará ahora la demanda con el nuevo convenio, que no comparten.

«Tenemos la mano de obra más cara de toda España, solo por detrás de Sevilla, que con el convenio que tiene ha perdido ya al 80% de su sector de la fruta. Ese es el camino que está emprendiendo ahora Extremadura. O cambiamos de modelo, o perdemos también nuestro sector frutal», asevera Gómez. Según cuenta, algunas de las empresas están ya trasladando actividades en sus centrales a otras regiones donde los convenios les garantizan costes mas bajos.

En septiembre

El colectivo expresó hace meses su deseo de que el convenio se quedara sobre la mesa y que se empezara a negociar en el mes de septiembre un nuevo marco «menos rígido y que no esté anclado en las condiciones de hace 50 años como sucede ahora», dice.

Aún así, valora alguno de los avances que contempla el texto aprobado esta semana, como la flexibilización de la jornada laboral: «es algo básico para el campo porque hay días en los que llueve y no puedes trabajar, o no hay faena, y otros en los que tienes que echar más horas». Pero critica también que el peso que el sector de la fruta de hueso tiene en la región, les acabe convirtiendo en «moneda de cambio» a la hora de negociar, aún sin poder participar en la toma de decisiones.